Amen

Paso a paso, pero cada vez más despacito, se ha ido acercando esta tarde a su cita, la Iglesia de San Mateo, una misa de recordatorio la esperaba, a pesar de que Merche no quiere recordar, o si quiere quiere siempre hacerlo en soledad, no delante de más gente.
Allí estará tu madre, ¿y qué le digo yo a tu madre?, si ella sabe que te quise con locura, la de veces que me llamaba preguntando o afirmando que estarías en casa o en el Hotel porque en ningún otro sitio podías estar.
Allí estarán tus hermanos, que mantuvieron la ilusión durante mucho tiempo por ver si te casabas alguna vez con una mujer hermosa que te diera hijos y calmara tu ritmo de vida. Reconócelo, eras un viajero sin remedio: Ibiza, Palma, Costa Brava, La Concha, Caxcais...cuántos lugares hermosos conocimos contigo, sobre todo yo, tú mejor que nadie sabes que Alvaro iba “a lo suyo”, estaba tranquilo y nosotros, a reir que toca porque éramos libres. Vigilabas mi ensayo, me curabas las torceduras del mismo tobillo siempre, mantenías a punto mi bata larga para que no cogiera frio y.....cada vez que empezaba la música me envolvías con humo blanco, oloroso, hasta que yo quería salir buscando tus gestos que no me desconcentraban, sino que me hacían olvidar que todos me miraban. Una vez dijiste que ni haciendo el mono nadie, absolutamente nadie se daría cuenta de que tú me hacías reír, porque sólo tenían ojos para mi, aunque yo no fuera yo, aunque yo fuera lo que ellos imaginaban que era, sin preguntar, sin mirar....mas lejos.
Miraste más lejos de mí, me divertías mientras yo sufría con aquel mambo pegadizo estirando ahora una pierna, después la otra, primero una mano, después la otra, giro de cadera, bajar y subir, mirar al cielo, volver al humo.
Fueron las únicas veces que me divertí antes de coger aquella dirección a tu última morada, estando contigo, junto a ti, cerca, muy cerca, mirándote yo a ti como bailabas de pena y de risa para tu espectadora única dentro de tu cabina, yo, allí arriba, inalcanzable, me hacías sentir muy bien y casi inalcanzable, gracias, aunque ya no puedas volver nunca a ver cómo sonrío, vigilarías mi sonrisa o eso dijiste en tu última frase. Que sepas que sigue intacta, siempre abierta para ti, pero que ahora, voy a entrar a una iglesia, donde se supone que la misa es para ti y está mal que sonría. Sonríe tú por mí, amigo, mi corazón está contigo.
Y descansa en paz, chatín, te extraño mucho, pero eso, ya lo sabes. AMEN.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home