La señora Gobernadora

Como cada día la Señora Gobernadora llega a casa. Está cansada, su cabeza se parece más a una jaula de grillos que a una cabeza en cuestión. No puede olvidar la de tonterías que habrá escuchado en un rato y eso que solo se pasó una hora por el Club náutico más que nada para ver a una persona, lo demás le importaba todo un pimiento o tal vez ni eso.
Sí, si que le importaba, siempre movía el dedo que podía para aliviar una pena, un sufrimiento, una duda, un desconcierto....La vida es dura y a ella le gusta pintar sendas de colores y dar apretones de manos de colores, con miradas de color intenso y ofrecer una sonrisa de verdad.
Pero eso no siempre es posible. La señora Gobernadora ha detectado que detrás de algunos apretones de manos hay intenciones poco claras algunas veces y eso...eso...le pone en órbita, le hace desear llegar cuanto antes a casa, su escondite, su refugio, su santuario. Música suave, una voz dulce quizás, o salada, o amarga, o rasgada, una voz, una voz que no le pida nada, que le de, que le ofrezca tranquilidad. La varita al cajón, para el día siguiente, hoy ya es tarde para deseos, para beber por beber, para sonreír por sonreír, porque queda bien o es lo correcto. Un masaje en la boca, desgastada de fingir tantas veces.
Toda la ropa fuera, solo su batín suave, como el roce de unas manos que no están, ni son de verdad, pero la reconfortan. Un grifo que también empieza a sonar para llevarla hasta un baño de espuma, mucha, muchísima espuma donde sumergirse y no pensar en nadie ni en nada, a solas, con ella misma, la señora Gobernadora.
Teléfonos en off por un rato, no soporta que suene en el momento crítico, la vida no se va a parar porque ella falte un rato, bastante que llevará en el interior de su cabeza algunos aspectos importantes hasta el baño de espuma, como la mirada tímida de Óscar, a quien esperaba desde hacía días, aquello sí era importante, era poner en pie una ilusión, daba igual un centro comercial más que otro pero una ilusión, una sola ilusión era como poder decir, aquí está tu hada, la has encontrado. La mirada de aquel niño, y su brillo, no tenía precio y era la mejor recompensa a aquella jornada donde fracasó en su primera intención, de acercarse a aquel ser engreído sin ápice de ganas por aplicar un poco de humildad, sí, aquella ceja levantada decía mucho de él, así que bueno, un borrón más para su agenda, nada de comidas que luego no digiere bien, la señora Gobernadora, que se busque otra sirenita, si en realidad le sobra donde elegir...En compensación ella se quedaría con la imagen última de Óscar, sin saber qué decir, ni qué hacer, solo un gracias y una sonrisa, era más que suficiente.
El baño está estupendo, en su punto, los minutos pasan como de puntillas y el CD se ha cambiado solo, bueno tampoco está mal, algo de música clásica para variar aunque....¿por qué será tan caprichosa nuestra mente, qué hace este recuerdo aquí?. Y es que, sin saber por qué, la imagen de Óscar se ha desvanecido y ha llegado aquel moreno de ojos brillantes y bigote que se la lió buena a unos incautos compradores. La señora Gobernadora tuvo que hartarse de decirle al vendedor que la próxima vez midiera más sus palabras, que aquel afán de vender no era sano ni bueno y que sus vecinos tenían toda la razón, el dibujo de la buhardilla estaba hecho, así que lo sentía mucho pero debería reducir los costes de la misma. Tres horas fueron, tres de palabras y bla bla bla y más bla bla bla cuando estaba clarísimo quien llevaba la razón ante la señora Gobernadora o ante el mismísimo diablo, era implacable para eso, lo has dicho, cúmplelo, y si no, piensa, que para eso se supone que tienes la cabeza. La de entuertos tontos que le provocó aquel hombre....
¿Y el disc 3?...emerge a la Señora Gobernadora en un letargo del que le da muchísima pereza desconectar, aquel paseo en barco con broche de oro en cubierta, pero el agua se enfría y debe salir ya.
Ahora sí que no debe olvidarse de sus babuchas y cocinar un poco, da igual, cualquier cosa ligera, de lo único que tiene ganas es de ir a la cama y soñar, para eso no necesita alimento, el sueño alimenta más...
Total, un día cargado de palabras y más palabras, charlatanes aquí y allí, con lo poco que le gustan a la señora Gobernadora, que en cuanto intuye uno sale corriendo lo más lejos posible, o se para en mitad de una sonrisa sincera, una necesidad verdadera, ahí sí que vale la pena entretenerse lo que haga falta....pero...sueñas, señora Gobernadora, porque....casi todos te ven como una charlatana más, por pena que te dé.....”nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio...” y a ver cómo demuestras nada, con lo pronto que olvida el personal, pero bueno, también es verdad que no todo el mundo es igual y la señora Gobernadora disfruta haciendo el bien, luego por la noche, cuando la luna asoma y se refleja en sus ojos, ya es otro....cantar, y engalanada de noche íntima y personal enciende el flexo y se atreve a soñar aún más allá de la realidad aunque eso...es....otra historia ; )
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