25 abril 2009

Aquel viaje en tren


El temido día llegó y había de afrontarlo, de modo que tomó su bolso, una última pasada a sus labios, marcó de carmín la mejilla de su hija y una, ella, se dirigió hacia el autobús, la otra, la más pequeña de cuerpo, a estudiar, el mundo escolar quedaba ya tan lejos para Erika…..
Aunque se lo llevó en la cabeza durante un buen rato, de camino a la parada y mientras montaba en su primer autobús después de tanto tiempo, al paso de cada coche, atasco y frenada, recordó aquellos momentos en los que las preocupaciones se reducían a…..nada…..

Su camino, el de aquella mañana, era bien distinto, tenía que existir un documento tipo que lo dejara todo atado y bien atado, sin sobresaltos, lo deseaba tanto….Ya eran días, años que pesaban demasiado en su memoria, requería un carpetazo definitivo a un error diario, el pan nuestro de cada día, pero era el suyo, su día, nadie más lo sentiría como ella, eso seguro, sería único e irrepetible para mal, podía presentirlo, es lo que tiene conocer a la otra parte…
Hasta la RENFE todo fue bien, había llegado su parada, un cambio de calle y escaleras mecánicas hacia el vagón, qué delicia, se acabarían los atascos, solo contemplar el paisaje. Encontró un periódico en un asiento y Erika lo tomó prestado y se puso a hojearlo y de pronto lo notó, ahí estaba el aviso de crisis de ansiedad, se llamaba…

-No, ahora no, por Dios, tengo que cambiar el chip…
Estaba leyendo un artículo, una carta al director de la publicación en la que la escritora manifestaba que le habían mandado unas pruebas para lista de espera durante meses y la pobre se angustiaba pensando en qué hacer todo ese tiempo, ¿sería eso? ….¿o serían sus pensamientos, estará bien reflejado en el borrador del escrito de Erica que no quería más batallas legales? Cierto que aquel pensamiento había quedado como en un poso dentro de su memoria más inmediata, en espera de llegar al despacho del abogado pero…¿sería la suma de las dos razones?

Erika cambió de chip, cerró el diario, y los ojos e intentó pensar en su hija, tan pequeña, todo lo que la necesitaba aún pero la implacable ansiedad crecía y crecía más y más…aunque aún le quedaba un remedio y de su pequeña cajita de recuerdos lo desempolvó….

-Sí, probaré a ver si esto sigue funcionando….Abriré mi mente. Fuera ropas, libre el cuerpo y ….la misma cabeza de siempre, en su eterno ritual, desciende lentamente de mis labios a mis pechos y después toma la dirección de mi l vientre, sí, casi está, se va pasando, qué bien, qué alivio, quiero llegar hasta el final, solo es mi mente, mi mente y yo y su….complicidad, lo sepa o no, lo necesito….Sí, así es, muy bien, la sangre me bombea ahora a la perfección, cada músculo se relaja, ya, bravo, esto va bien, me humedezco y solo visualizo, nada más, no toco, no robo, solo siento…me engaño, sí, de sobra sé que nunca jamás ocurrirá pero me devuelve la paz que tanto necesito para llegar al final de mi trayecto sin ofrecer un numerito a todos los que me acompañan aquí y ahora, gente que ni siquiera conozco. Si yo me desvaneciera ahora mismo, ¿Quién sabe? Habría quien me ayudara, otros tal vez aprovecharan para llevarse mi bolso y no es que lleve nada de gran valor, solo el monedero, con la foto de mi hija, dinero, el teléfono móvil y una libreta junto con un bolígrafo, los chicles de regaliz negro que compré ayer y….nada más pero no quiero ofrecer ese lamentable espectáculo, no, no quiero despertarme en el cuarto de un hospital de urgencia, quiero permanecer consciente, quiero que remita este acaloramiento en mi nuca, distinto al que nace de mi bajo vientre, sí, prefiero ese y yo sé como conseguirlo, él me enseñó y así lo hago cada vez que la sombra de la ansiedad asoma por mi rutina. Siempre me sorprende cuando menos quiero, cuando más tranquila estoy, qué angustia, pero ya pasa, sí, puedo volver a contemplar el paisaje, huertas que atraviesan mi ventana, la del tren, sí, llego a mi destino, bajo a un nuevo andén y subo las escaleras que me devuelven a los cláxones de los coches, la ciudad despierta, fresca, limpia, respiro, sí, muy profundamente por la nariz y dejo que salga lentamente por mi boca, vuelo a ponerme a caminar hasta O Donell, mirando escaparates, voy con tiempo de sobra, sin prisa, eso ya lo miré esta mañana y huelo el horno por el que paso ahora, mmmm, me despierta el apetito, entraré a tomar un manchado o una infusión, no lo sé, cuando me pregunten, contestaré….lo que en ese momento me apetezca, qué bien me siento, no puedo dejar de pensar en este curioso método, si lo patentara….pero no me escuchan, no hacen caso, no me creen…Me da igual, a mi me sirve, tengo una deuda con esa cabeza que se desliza hasta mis piernas con cada crisis y la pagaré, yo lo sé bien, me conozco ….¿Cuando? No lo sé, pronto, no tardaré, solo quiero quitarme de en medio este dichoso papel…