Potpurri de lecturas y sonidos

¡Que le cooorten la cabeza! -escuchaba una y otra vez en su interior- aunque…eso era de un cuento y no de una canción.
Conejos, relojes, princesas, cartas, gatos y ranas saltarinas en un país multi color atrapado por el sol y la luz, la brisa y el amor….Amor coloreado, de miel y limón pintado, azucarado, ¡qué desatino!, un desvarío, sin lugar a dudas, pero grato en el pensamiento, desplazar por un rato la rutina de cada día, compartir, amor quería, pero no amor del carnal, aunque el caballero que cruzó por la senda de miel pintada, deseo, su deseo despertaba, más era fácil de aplacar. Se cubría con su caperuza roja y ese mover de pestañas, y todo quedaba sereno, suave, pausado, leve, frío.
Frío como el agua de aquel río cuya corriente se llevó a mi Muso por miedo? Desvarío? …todavía no lo sé, pero pienso saberlo y no cejar en mi empeño de un por qué que se clava en mi dedito como aquella rueca y su huso, yo quiero que vuelva mi muso, sin disfraces ni silencio estrellado, al abrigo de una noche cuya luna juega entre los dedos de aquel que escribe para mí, y yo lo sé, me lo dijo una bruja amable y escondida que habita en la mirada de una niña de pelo castaño y ojos de miel.
Me dijo que era por mí por quien bebía los vientos, los perseguía escapando de madrugada en madrugada para colarse entre mis sábanas de seda y que era por mí por quien dibujaba ríos donde solo había charcos, un duende cómplice del viento, que se escapa de ocaso en ocaso para colarse por mi ventana.
Y decirme que la risa es sangre que corre por nuestras venas, así la siento desde hace mucho tiempo, tibia y serena.
Canto y bailo mientras suenan las cadenas del ritmo de mis caderas y navego por tu cintura con mi mente y los ojos cerrados, sin escapar de madrugada, ¿por qué ¿ No lo sé, solo ocurre, sucede y yo sonrío, no hace daño, es suave como tus besos, la tinta de mis propios versos.
Pero me canso de poner en tu oído cómplice del viento, palabras hermosas obteniendo solo silencio y te digo que tus labios son de seda, tus dientes del color de la luna llena, tu risa es la sangre que corre por mis venas y siempre te cuento pero…tú ya no quieres contar con mi risa, te asusta el otoño porque yo llegué con mis labios llenos de primavera y eso te asustó.
Te escondiste para contarme noche tras noche todo lo que tu risa vino a darme pero es lo mismo, yo cuento con la tuya, o lo que es lo mismo que no tenerle miedo a casi nada.
Es mi suerte, te llevo conmigo donde vaya, afronto la luz de la mañana entre mis ojos ciegos de nostalgia y mis manos torpes de añoranza.
Desde la noche oscura hasta el alba yo sí cuento con tu risa, no lo olvides, porque sé que estás ahí y por eso no le tengo miedo a casi nada.
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