21 abril 2009

Silencio en mis teclas


LLega un pequeño periodo de descanso y silencio en mis teclas, seguir con este ritmo me aturde y vivir en la sierra me ha hecho ver las cosas más serenas...¿o no habrá sido solo la sierra?....Bueno, que me desvío, digo que llega, ya llega un periodo de descanso, de poderme tumbar al sol con crema protectora solar pediátrica porque...hay que ver como está el sol, en mi tierra se vive la peor sequía jamás contada, uno de estos domingos, el titular era bien claro: "Murcia se deshidrata gota a gota. La falta de lluvias hace estragos en la cuenca del Segura, una tierra que clama por agua" (FUENTE, diario ABC).
Sí, me da un poco de miedo exponerme al sol, pero me gusta mucho, me enloquece, y más como lo tomo yo, en alta mar, nada de peleándome con quien sea por un pedazo de arena para mi toalla o una tumbona bajo la sombrilla.

Me gusta que acaricie todo mi cuerpo desde donde se funde con la inmensidad del mar azul, lo más cerca posible del horizonte para que multiplique su caricia y sentirlo penetrar dentro de mí, luego, cuando la temperatura alcanza los grados que ya ni soporto, me zambullo en el agua helada que da la profundidad de ese mar y el contraste me hace vibrar, es eléctrico, como dos amantes en blanco y negro, o el sabor a chocolate y nata que tanto anhelo.
Me gusta pescar un rato en la quietud de las aguas, o leer en un pequeño camarote en las peores horas, la vista también lo agradece y el silencio, sobre todo, un silencio que envuelve por completo y que solo rompe algún acompañante habitual, una charla, un poco de música, o mis propias palabras en busca del refresco perdido que no sé muy bien donde dejo mientras me muevo en la pequeña estancia buscando aquí y allá.

Ha llegado un tiempo para descansar y dar silencio a mis teclas aunque no será del todo, lo extrañaré demasiado como para no dejarme doblegar y algo de música de tecla convertida en palabras habrá, porque tampoco la pianista puede vivir sin su piano eternamente y menos cuando no hay necesidad, solo se trata de descansar.
Ahora que duermo más, también me despierto más temprano de lo habitual en mí, lo que me viene muy bien para cultivar mi espíritu en el silencio que da el yoga, disciplina milenaria que muchos y muchas deberían conocer, a otros no les hace falta, afortunados ellos incapaces de caer en las garras perversas y malvadas del estrés, aunque el estrés también se lleva en la personalidad, pero todo ayuda y yo me ayudo, me cuido, me mimo, porque me quiero mucho y quiero vivir 101 años, como Mister Chip o como la abuela de una amiga mía que llegó a esa edad, a Dios pongo por testigo aunque mi hija se encargó de romper o mejor dicho de hacer añicos el detallito que hicieron sus hijas para homenajearla y `pintado en rotulador oro exponía...María de tal....y tal....nacida en 1903 y fallecida en 2004, sacad vosotros las cuentas, que yo soy de letras ;)

Me gusta perderme en charlas absurdas o no tanto con mi madre, bajo el manto de la luna, desde el ocaso y después de una refrescante ducha hasta que nos entra el sueño y ya no podemos más, cambiamos una y mil veces de postura, tiradas en las hamacas de su afortunada estancia exterior (lo bueno de vivir en un dúplex) o en el césped, poco, la verdad, que ya he dicho que hay sequía pero alguna hierbita se encuentra una, o alrededor de la mesa que no hay ni Dios quien mueva, hecha de un pedrusco marmóleo que ahí se quedó de primeras, arrima una silla porque moverla es para Hércules, no para mí ;)
Y me gusta disfrutar del lento devenir del tiempo, mágica palabra que me fascina, como tantas otras que ya habéis ido conociendo....pero....volveré, no sé cuando, igual mañana o dentro de una semana, me sería imposible vivir sin vosotr@s.