23 abril 2009

Un secreto


Sí, tengo un secreto. Y solo lo guardo para mí.
Sí, hay algo que no he dicho, me lo guardo aquí, en lo más profundo de mí misma, sobre todo porque es algo que no me hace diferente a como soy, que no mata ni enturbia nada, solo envenena mi alma, perdida en los recuerdos que ya únicamente alcanzo a imaginar, me recreo en ellos como paseando entre molinos, notando como sus aspas giran y vuelven a girar, acercándome hasta una brisa de la que no me quiero soltar.

Porque lo fui, aunque ya no lo sea, no es algo que me haga diferente, ni distante, seguramente. Solo es….
Y diciendo esto, levantó su cuerpo de la silla desde donde era contemplada una vez más por todos y los dejó con la boca abierta al paso de su retirada para siempre.

Años, meses, días, momentos recogidos en horas, minutos y segundos dedicados al mar, a sus descuidados nadadores, a la playa, a sus despistados y dormidos quemados, a sus juegos, con pistas que ya solo dejarían charcos de lluvia y con un mal sabor en la boca que le hizo escupir aquel veneno, sin sentir ni la más mínima satisfacción porque todo aquello no se podía reducir a un número determinado de palabras, sino que había sido mucho más.
Había sido una mirada cómplice, una ilusión furtiva y secreta, a espaldas de papá…

-¿Dónde está la niña, mira qué hora es? …
-Ay, Paco, no lo sé, déjala tranquila, siempre le has dado libertad y hoy me amargas a mí, sal tú a buscarla…

-Si supiera donde está, iría, ya lo creo…
Ella lo sabía y deseosa estaba de que Paco trabajara por las noches para escaparse al mismo sitio donde un grupo de locuelas jovencitas y su casete pasaban ratos y más ratos ensayando la movida que se avecinaba, el gran desfile de modas local que tenía revolucionado el lugar.

Hubo cásting y una a una y después en grupo presentarían una colección para el invierno, el suave invierno de la costa cálida.
Y la noche llegó y desde Radio Costa Cálida horas antes, se empezó a promocionar el evento, todo salió muy bien, si, aunque no fue lo mejor, lo mejor de todo llegó al final, con la última copa, mis ojos, tus ojos, se cruzaron y ya hasta el siglo nuevo no se separaron.

Si, tengo un secreto y es que por mucho que intento retener en mi memoria aquel momento, por mucho que lo intento, se me desvanece lentamente y no sé como retenerlo. Yo lo quiero en mí, lo deseo, yo lo prefiero, me da seguridad, en mí misma, seguridad en que un día fui capaz de amar y amaría nuevamente si no fuera porque ya no hay costa, ni cálida ni briosa, ya no hay mirada de niña, ya no hay ilusión por una sonrisa, solo queda calma, paz, sosiego, y una pregunta que acompaña mi alma ¿por qué?, ¿por qué a mí?
La respuesta es sencilla, a mí como a tantas, así que hoy disfrazo mi amargura de trazos en la madrugada, miro el fruto de todo aquello y lo venero sin que se dé cuenta.

Si, tengo un secreto en mis manos, entre mis dedos, y es que dormía la verdadera y risueña alma perdida dentro de mí, que me susurra al corazón que la deje salir y en colores fríos unas veces, calientes otros, me hace pensar en ti, en la de veces que sonreías viendo como me gustaba ir de aquí para allá con mi maletín de colores en la mano y según tú el color más lindo prendía de mí, de mi cuerpo, pues no, te confundiste, mi color favorito no prende de mis manos, ni de mis dedos, ni de mi cuerpo, prende de mi encanto, de mi interior, de mi fuego, mi brisa, mi alma serena y azulada de miel pintada, sí, tengo un secreto, ese es mi gran secreto, que todavía tengo el alma enamorada….