Lejos de Húyeme

Una tarde cualquiera, sentada en un banco del parque..... Justo en este punto de su soledad, reflexionando sobre una frase que había extraído de un libro marcándola en amarillo fosforito de Stabillo, “Cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga...-VICTOR HUGO- y acordándose por enésima vez de aquel lejano “guisante” imposible de salir de su cabecita.....fue solicitada en su atención :
-.....Excuse moi, madamoiselle, vous sabez ou est le restaurant?
La muchacha no hablaba correctamente francés, pero sí entendía lo que le preguntaba la espléndida señora que se dirigía a ella, toda una señora bien plantada, sí señor. Le
recordaba a una Marilyn que ella conoció, no el mito, desde luego, sino alguien
parecida única y exclusivamente en su aspecto físico : su pelo platino, una mirada
triste, fruto, seguramente de una pequeña miopía coqueta que se resistía a llevar gafas y
demasiado cómoda para usar lentillas –aunque aprendería al fin a usarlas- envuelta en un estupendo vestido de gasa, vaporoso de elegantes tonos pastel, de ésos que nunca pasan de moda porque son todo un símbolo de feminidad, zapatos blancos lisos de salón y un echarpe de tono oscuro y juguetón que resbalaba una y otra vez...
La Marilyn que ella conoció se llamaba Concha, una bellísima mujer a pesar de su
edad y exquisita. No en vano tenía la representación de todo un pueblo en sus manos y
maneras al estar casada con el Alcalde de “Húyeme”, un señor al que la muchacha empezó a tratar de una manera totalmente circunstancial: Para ir al Instituto, al
principio, y sin saberlo, pasaba obligatoriamente por la puerta de su casa hasta que un
día, observó que un señor mayor la saludaba y naturalmente la muchacha le devolvía el
saludo. Después supo que sus caminos se cruzaban cada día, mas o menos con los
mismos horarios diurnos: La muchacha para ir al Instituto y el Alcalde para ir al Ayuntamiento.
De este simple hecho, nació una amistad muy sospechosa, pero que la ingenuidad no
le dejaría entrever hasta que no pasó muchísimo tiempo. Formando ya parte de
su pequeña historia, se daría cuenta de que nunca debió alimentar ningún tipo de cariño
ni de apoyo por este personaje que tanto pudo haber hecho por ella y, sin embargo, la
utilizó, sin mas….hasta que ya no le fue útil.
La pobre y tonta de la muchacha se quedó deslumbrada cuando se enteró de que era el
señor Alcalde….., se sintió halagada cuando le chafaba todos los veraneos con su
familia en la playa en pos de un certamen de dibujo-pintura y manualidades del que
nadie quería hacerse cargo, evidentemente, en verano, nadie excepto la boba . Porque
claro, las fiestas patronales se celebraban en septiembre, pero todo debía ser instalado y
estar a punto para el primer sábado de ese mes…..
En cambio, haciendo falta personal administrativo en el propio Ayuntamiento y
siendo la boba totalmente apta para ayudar a la buena y siniestra Carmencita, nadie se
acordó de ella para tal fin…..injusto?, necio?, torpe?, no fuera a ser que el señor Alcalde fuera acusado de tráfico de influencias. Esta era otra de sus múltiples preguntas sin respuesta. Lo único que sabía a ciencia cierta era que su vida hubiera sido muy distinta con una oportunidad como la que le negara en su día….Porque se lo negó, prefirió meterla en su lista de partido, independiente, pero lista al fin y al cabo….Tampoco se pudo aprovechar de aquella oportunidad….no sabía¡¡¡¡¡.
Solo tenía dieciocho años cuando entró en política, ¿qué iba a saber ella de tonalidades
cromáticas al respecto….?.
La muchacha alzó la vista y apenas acertó a balbucear dos palabras, intentando
corresponder educadamente a la pregunta de la esplendísima señora que sin duda, y
dada las horas, tenía hambre.
- C’est pour ici, in front of me, voila, le restaurant….
- Ah, o lala, merci, madamoiselle, merci beaocoup....
Aquella señora, por lo menos era super-estrella de París, la Francia, por falta de
planta no era........claro que, también puede que no fuera feliz con toda su guapura, tal
como le sucediera a la auténtica Marilyn, porque, terminar suicidándose teniendo a todo
un país rendido a tus pies y hasta al mismísimo Presidente de Estados Unidos es porque
algo no iba bien...
¿Qué tendría que haber hecho entonces aquella muchacha, que jamás había sido una de esas hembras de “armas tomar”?. Ella siempre había sido de mediana estatura, de ojos marrones, grandes –eso sí- pero marrones, pelo castaño muy normalito.......todo, en general, muy normalito, “del montón” –que se dice-, aunque si eso era bien cierto, también era cierto que entre el género masculino y una vez que se lo propuso, pasaditos ya los veintiún añitos, nunca tuvo problemas para ligar, y claro, acabó encontrando a su media naranja, un chico estupendo al que quería con locura y con el que había tenido una hija preciosa.
Ambos endulzaban la parte de una vida que comprende el mundo de los sentimientos,
pero en la vida existen metas, caminos, redes de vías que pasan y van pasando de
largo hasta que pisas el acelerador en alguna, porque te apetece, adquieres ya esa
costumbre y después te niegas a apearte de ella llegando a un final del trayecto que no
está mal del todo, incluso lo saboreas una temporada, lo disfrutas plenamente, pero tú
lo que quieres es, a toda costa, esperar el siguiente viaje para volver a comerte el mundo...
Solo que aquella siguiente vez parecía no tener prisa por volver a pasar por delante de
aquella muchacha para, majestuosamente volver a abrirle sus puertas. No. Se resistía, como si el tiempo se hubiera detenido en aquel punto kilométrico.
La muchacha fue muy feliz, a pesar de que su padre le negara estudios superiores; a cambio le dio la oportunidad de trabajar en una oficina de una empresa de un pariente lejano. Al principio no lo encajó muy bien, pero, digamos que “pilló” la indirecta, asumió que tendría que ser ella misma la que se ganara los cuartos para pagarse las matrículas de la Universidad y empezó a trabajar. La primera semana ya se mostraba encantada con su puesto, que nada tenía que ver con aquel otro, defendido un año atrás, en la campaña de navidad, manipulando frutas escarchadas y otros productos similares. A la oficina podía llevar traje de calle, zapatos de tacón, bolso y no tenía que esconder su pelo recién rizado que le favorecía un montón bajo un gorro de papel. Podía dejarse las uñas largas, pintárselas, así como los labios y ponerse maquillaje, el justo, pero en la fábrica no se lo permitían. Era un bomboncito de trabajo, estaba encantada. Tomó una vía muy rectita laboralmente hablando hasta que........todo se torció y prescindieron de sus servicios. Con el dinero de la indemnización con trampa a la baja que al final cobró, la muchacha se la jugó por primera vez matriculándose a escondidas en la Universidad y trabajando por horas en el mismo municipio donde vivía, pero el ser humano es malo y dañino por naturaleza y....solo disfrutó de un año de libertad...(de elección). Papaíto acabó enterándose de la jugada de la muchacha y de nuevo la puso a trabajar. Sus teorías sobre las mujeres son algo machistas pero no olvidéis que era su “papito”.
Pretender estudiar y trabajar al mismo tiempo es una locura, y todo fue de mal en peor..
cuesta abajo..... Tres intentos para salvar la situación acabaron con sus fuerzas.
El ánimo y la energía empezaron a flaquear.
Aquello fue demasiado, comprendió que algo estaba ocurriendo, algo alarmante que
tendía a repetirse. Solo quedaba una alternativa: aceptar la proposición de aquel amigo de la Universidad y trabajar de noche. Para eso, la muchacha destrozó el corazón de su padre, pero sin duda, algunas veces, para conseguir nuestros propósitos tenemos que hacer daño a alguien....Y le tocó a él, tal vez el más débil.
Lo malo del daño es que normalmente suele entretejerse una cadena, con varios eslabones y la muchacha hizo daño a su padre, a ella le hizo daño su amigo y ella hizo daño a aquel hombre que la esperaba en la puerta de la Alcaldía para renovar por cuatro años más....Pero en vez de “tomar” el Ayuntamiento y pegarse a aquel hombre como una lapa, se casó con su amigo en el Registro Civil de aquel mismo Ayuntamiento. ¿Adivináis quien fue uno de los testigos?. El Alcalde, sí....
La muchacha, agobiada, no supo esperar un poquito. La impaciencia de la juventud y lo molesta que se sentía por comentarios que no venían a cuento....rompieron para siempre los sueños de lo que pudo ser y nunca llegaría.
.....................
Por fin la caravana empezaba a moverse. Entre recuerdo y recuerdo le parecía haber
visto luces y ruidos de sirenas adelantarle por su derecha, de modo que lo que fuera que
hubiese allí más adelante ya debía estar solucionado. A lo lejos podía escuchar el ruido
de un silbato, lo que le proporcionaba la pista de que algún agente debía estar guiando la
circulación. Si, justo en ese momento pasó por su lado. Intentó concentrarse en aquel
hombre vestido de verde que le hacía una señal para que bordeara el “cuadro”: un coche
pequeño había sido envestido por un camión y….se acabó todo, ya nadie tendría más
preocupaciones, solo tristeza y dolor para los que se quedaran. Tres cuerpos cubiertos
por unas bolsas negras y uno parecía de pequeño tamaño, tal vez fuera un pequeñín, lo
que le recordó la tremenda barbaridad que fue capaz de hacer ella por su pequeñina….
............................
Debajo de su piso había llegado a vivir Dina, una mujer joven y hermosa con una
niña pequeña de unos dieciocho meses. Pronto entablaron amistad, sobre todo las niñas, que se entretenían jugando juntas cada tarde después de salir de la guardería. Una cosa dio pie a la otra y cuando se quiso dar cuenta, había intimado con una chica de carácter fuerte que le contó en lo que trabajaba sin saberlo nadie, por supuesto, y que gracias a ello podía sacar adelante ella sola a su hija.
Dina le contó que se quedó embarazada porque ella quiso. Como no tenía mucha
suerte en congeniar con los hombres, un día decidió tener una hija, eso si, debería ser
niña por aquello de la compañía materno-filial, y le salió bien. Al principio se quedó, como es lógico, a vivir en casa de sus padres, aunque su madre sí era su madre, no así su padre, al que conoció muy pequeñita pero no era el padre biológico de Dina ya que su madre enviudó joven. El roce, es cariño, pero también son reproches y asuntos turbios que Dina cortó de raíz colocándose a trabajar en una línea caliente, lo que le permitió comprarse un pisito debajo del de la muchacha, poder llenar la nevera cada semana y sufragar todos los gastos de ella y de su hija.
A la muchacha cada vez le fascinaba más la vida de Dina. La verdad era que el piso sería de segunda mano, pero ella tiró todos los azulejos abajo para ponerlos nuevos, cambió todos los suelos, la carpintería metálica, puertas, pintura, todos los muebles iban llegando completamente nuevos, las cortinas y por supuesto el menaje, la cubertería y la cristalería, así como la decoración. Todo el piso olía a nuevo. La primera vez que Dina le invitó a entrar en su casa, para tomarse juntas un café mientras llegaba la hora de ir a buscar a las niñas a la guardería, y le contaba todo esto, la muchacha sospechó que tal vez no era cierto todo lo que le estaba contando y que escondería, sin duda, algún secretillo que por supuesto tenía perfecto derecho a tener con ella.....al fin y al cabo, no se conocían demasiado.....hasta que con el tiempo, se va adquiriendo un grado de confianza , que hizo que Dina le pidiera un favor muy especial: Una
mañana llamaron al timbre de la puerta. Era Dina y su pequeña. Dina siempre se
encargaba de acercar a las niñas con su coche a la guardería, pero aquella mañana pidió a la muchacha que lo hiciera ella porque no se encontraba muy bien. Estaba totalmente afónica, apenas se le entendía lo que hablaba. La muchacha aceptó, por supuesto, no podía negarse ya que era ella la que siempre la descargaba de aquel paseo matutino que muchas veces le costaba tanto hacer, así que, en un periquete acercó a las nenas al y al volver a casa, se pasó por la de Dina para ver si necesitaba cualquier cosa. Se había encariñado con aquella muchacha de mata de pelo rubio de bote y un poco enclenque. Se la encontró todavía en pijama y bata, sin peinar ni maquillar, lo cual era rarísimo en ella.
Sin duda era verdad que no se encontraba nada bien. La dejó tumbarse en el sofá y se
ofreció a preparar un poco de café, a lo que Dina añadió como pudo que estuviera bien
cargadito. La cocina era una pura delicia, todo nuevo, desprecintado según el uso y no
faltaba ni el más mínimo detalle. Preparó un par de cafés con leche en unas tazas muy
divertidas con corbata y ojos, en una bandeja fina de porcelana, con sus cucharitas de
plata¡ y un azucarero muy elegante. Mientras se tomaban el café, Dina se lamentaba de
cómo se iba a conectar aquella mañana.....con semejante afonía. La muchacha se ofreció enseguida a hacer por ella lo que pudiera, echarle una mano, si podía, a lo que Dina reaccionó como si estuviera deseando de que lo dijera pero no se atreviera a proponérselo. Súbitamente se levantó del sofá y señalándole un rinconcito en el comedor, le iba explicando con su voz rota:
-“Es muy fácil. Primero se coge el teléfono, te sientas tranquilamente, y dices que te
vas a conectar, cuelgas y ya sabes que ha empezado tu tarea, que en cualquier momento
puede sonar y te dirán qué tipo de llamada vas a recibir: si quieren una chica inocente,
para amistad, para morbo, para sado o simplemente para charlar.... hablas con el cliente
y cuando cuelgas, este aparatillo te dice el tiempo que has estado hablando y lo que has
ganado con esa llamada.... Lo anotas en esta agenda, en la fecha de hoy.....y ya está,
¿crees que serás capaz de hacerlo....?”. Por mí no te preocupes, estoy mala y no me pongo todos los días, así que, aunque no me conecte hoy no va a pasar nada. Sí, el
jefe llamará porque le extrañará, pero nada más....Si lo haces, quiero que sea sin miedos
ni complejos, se notaría mucho....
_ Tranquila, estoy segura de lo que hago, cuando puedas hablar volveremos a tratar de
este tema tú y yo, ahora, déjame, necesito hacer esto, quiero hacerlo, en serio.....
_Bien, es todo lo que necesito saber.....pues aquí tienes el numero...
Una semana más tarde, ya repuesta de su dolencia, Dina subió a la hora de la cena
a buscar a la pequeña que se había quedado a jugar en el cuarto de la otra pequeña. Le entregó un sobre que contenía sesenta euros¡. Supuso que se trataba del dinero ganado
con aquel favor especial, a lo que Dina se limitó a asentir con la cabeza dado que se
dio perfecta cuenta de que allí alguien más no sabía nada y no quería que se enterara por ella.
Sin duda sabía ser discreta, no era asunto suyo, demasiado tenía ya con el
agradecimiento de que la salvara de una falta leve para un trabajo que sólo exige estar al
otro lado del teléfono unas horas al día. De todos modos Dina le explicó a su jefe lo
que tuvo que hacer aquel día y el jefe lo que quedó fue encantado por cómo ambas
salvaron la situación y por supuesto que se mostró interesado en contratar a aquella muchacha de voz cálida y suave....porque en las escuchas que él realizó aquel día –algo que formaba parte de su trabajo- no encontró nada anormal, lo que puede considerarse como algo positivo para efectos de ampliación de personal y de hecho necesitaba más personal y lo prefería de confianza. Dina era merecedora de su total confianza, de modo que ambas podrían compartir algo más a la hora de charlar.....
Pero entonces las cosas ya adquirían otro matiz. Puede que Dina no debiera explicaciones a nadie, simplemente tenía que dejar a su hija en la guardería de lunes a viernes y algún fin de semana al mes llevarla a pasar el día con sus abuelos y primos y tendría carta blanca para ponerse a trabajar ganando 18 euros la hora..... pero para nuestra muchacha sí suponía una vez más poder acabar con sus estudios de una vez y sacar una maldita plaza en la ciudad. Un sueño, de nuevo al alcance de su mano. Volver a hacer daño a alguien, a su compañero y amigo. Renunciar a su forma de vida: vivir poco, trabajar de noche y dormir de día...
Tantas veces hablaron de cambiar de vida.....Y nunca llegaba el momento. Para ella sí había llegado aunque tuviera que pagar las consecuencias de su osadía.....La muchacha empezó a buscar el camino que la llevaría hasta ella misma...
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