Pura ilusión

Caminaba muy despacio. No tenía apenas ganas de llegar al Hospital. Mi corazón a cada segundo se aceleraba un poco más....¿Cómo pudo ser capaz de semejante barbaridad?. ¿Quién vale ese precio?. Y....lo más importante....¿por qué?.
Saqué fuerzas de donde apenas tenía. Allí estaba la puerta, luego las escaleras, no soportaba ese tipo de ascensores, después el pasillo, habitación 111, dos camas y una carita que me miraba asustada. Nada más verme, su sonrisa de siempre apareció, eso me tranquilizó bastante, aunque de todas maneras yo no sabía muy bien cómo empezar aquella conversación y solo la besé en la frente.
Y de pronto, no sé qué fue lo que hice mal, pero se echó a llorar.....
-Tú no sabes lo que es.
-No. Eso es cierto. Yo nunca he sentido amor en la distancia. Lo siento, nunca he sido capaz de algo así.
-Nunca te has sentido tan sola que has confundido una palabra amable con una insinuación. Ni una rosa virtual con una real. Odio las rosas desde aquella primera que apareció en mi pantalla.....Qué ingrata soy, verdad?.
-No, cielo. Estás mal, nada más. Ponte buena pronto. Ya hablaremos de este tema....
-No. Quiero hablarlo ahora. No te vayas....Escúchame....
-Está bien.....Dime....No pensaba irme, solo mirarte y cogerte de la mano, nada más...
Solté el bolso y me senté a su lado, justo donde había un sillón de hospital vacío, frío, muy frío. Me caló los pantalones y sus ojos más aún....Solo pude tragar saliva hasta que ella continuó hablando no fui capaz ni de respirar....
-Tomé una mala decisión. Buscar entre mis ideas, algo que escribir. Llamé su atención y así, me encontró. Pero no se conformó con eso. Además , se dirigió a mí y me entregó una llave para hablar con él. Pero mira si soy torpe que lo hice mal. Lo que son las cosas. El me decía: “pues no te veo”, y yo le contestaba: “pues yo he puesto tatito”. “Claro, reina, es que no es tatito. Es tariro. Escríbelo bien y verás como podemos hablar”. ¿Para qué lo haría?. ¿Para qué descubriría su mundo, su vida y su todo?. ¿No me pudo engañar como todos?. ¿O por lo menos mostrarme algún lado malo de los que tuviera?. ¡Todo el mundo tiene alguno¡.
-Perdona, pero sí te lo mostró: dudó de ti...
-Sí, pero ya era tarde para mí. Yo solo podía pensar en aquella rosa que aparecía tarde tras tarde en mi pantalla....En sus palabras sinceras, en sus preguntas, en su confianza en mí. Fue mucho más fuerte que una duda pequeñita que lo único que hizo fue ponerme al volante y pisar el acelerador, pero.....aquella llamada me dio la vuelta. Si no llega a presentarse aquella cuestión, yo hubiera corrido a sus brazos y decirle, ¿lo ves, como existo, soy yo, estoy aquí?.
-¿Y dónde hubieras ido, pequeña?...
-Antes de las seis de la tarde, a cualquier ciber café y le hubiera dicho que fuera a recogerme.....
-Estás loca, ¿lo sabes?. Y no te lo digo para herirte porque antes que saber que estás loca, sé que sabes que te quiero demasiado como para decirte una sola mentira....
-Lo sé. Sé que estoy loca y sé que no me dirás lo que no sientes, tú eres así....
-Alba....¡mírate¡. Y mira a tu alrededor. ¿Ves a aquel hombre que está allí fuera, ese que descansa de una noche entera sin dormir, que nos ha querido dejar a solas para hablar de nuestras cosas?. Te quiere con locura. ¿Por qué has hecho una cosa así por alguien a quien ni siquiera conoces?.
-No ví la línea divisoria. Me cegué. Me autoengañé.....podría darte miles de razones poco razonables porque...no tengo justificación y lo sé. Pero lo sé ahora. Lo comprendí mientras la sangre manaba de mis venas sin control y ya no podía hacer nada para detenerla. Mientras hervía dentro de mí, hervía por él, y por aquella rosa. ¡Cómo odio a la pobre rosa¡, que siempre me pareció hermosa hasta que me embrujó. He sido tan idiota.....Me merezco todo lo que ahora me ocurra. No sé qué consecuencias tendrá esto, María....¿Crees que lo perderé todo?.
-¡Y me lo preguntas a mí que sabes que no pienso engañarte¡.
-Por eso precisamente te lo pregunto a ti. Dime la verdad.
-En la verdad debiste haber pensado ayer, ¡maldita sea, Alba¡. Me siento tan responsable de esto como tú. Y ahora encima me concedes el peso de tener que hablarte claramente. No me hagas algo así. Sabes que yo soy como soy, bastante imparcial y respetuosa con esas vidas que no son las mías y.....te diré lo que siento....Que a ti te tengo delante y que esa tu osadía o valentía de pertenecer a mi vida te libra de paños calientes incluso ahí, herida de muerte e indefensa, con tu mirada apagada y tu sonrisa de niña huída. Si al menos volviera a verla...
-Volverá, pero hoy no. Volverá cuando crezca dentro de mí de nuevo la primavera, cuando regrese a mi jardín lleno de flores. Cuando no sea frío el alba y dulce la mañana.
-Mírale bien, Alba. Sus ojos azules lloran por ti. Parece un niño grande. Haz que deje de sufrir.
Y Alba fue perdonada por su niño grande en la suerte inmensa que da el amor de una vida, porque.....todo lo demás es pura ilusión...
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