Sin ti...

Llueve. Eso me recuerda que ya no estás. Cuando aparece el sol un momento, fuerte, deslumbrante, abrazador, también recuerdo que ya no siento tu presencia de risa y luz. Una lágrima tras otra bajan desde mis ojos hasta mi pecho inundando mi corazón en el mayor de los desánimos y desconsuelos. No lo puedo evitar. Parte de mi mundo se rompe, tan frágil como un cristal. Sí, ya lo sé que soy capaz de encontrar una fuerza que me impulsa a dejar de llorar. Sí, lo sé, que solo tengo que mirar a mi alrededor y sonreiré, sin duda, pero eso no cambia una sola cosa, que tú ya no estás. Ni aquí, ni en mi corazón . Eso me recuerda lo que soy. ¿Quién soy yo?. Yo no soy nadie, no soy nada. Solo una voz en la distancia. Apenas un desánimo y un fraude....Nada. Poco a poco se me desgastan los recuerdos, no debo aferrarme a ellos, sino dejar que la vida pase lentamente, recordando, si acaso, el fondo de lo que fue y no fue al mismo tiempo. Yo fui en carne viva, tú, tan solo un lamento, el quejido de un viento que azotó mi cara y me supo llegar muy adentro.
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