18 abril 2009

¿De verdad no te acuerdas?


¿De verdad no te acuerdas de lo perdida que estaba?. ¿De verdad no te acuerdas de mi juego cruel?. ¿De verdad no te acuerdas que aprendí a vivir sin corazón pero con un mínimo de bondad?. Mejor para ti. Mejor para mí. Mejor para todos. Pero aprendí una lección.
El avión había aterrizado y te faltó tiempo para estar ahí, al otro lado. La tele es tan aburrida....Era muy tarde y tus palabras, como siempre, cálidas, amables, tiernas...Y entonces me di cuenta de lo que estaba haciendo, de lo que siempre había estado haciendo y algo crujió en mi interior.

No era la primera vez. La primera vez una bailarina se movía envuelta por nieblas de colores al son de “Mea Culpa”. Una sonrisa juvenil, tierna, fresca y desenfadada me miraba. Sus ojos no dibujaban deseo ni envidia ni desprecio. Sus ojos y su boca indicaban claramente admiración, cariño, ternura y comprensión. Intentando apagar mi sed me acerqué a una mesa. Alguien me cogió del pico de mi falda y el vaso estuvo a punto de caerse pero aquella sonrisa, aquella mirada que no me perdía de vista tuvo un rápido reflejo y lo tomó ofreciéndomelo a beber. De más cerca, aquella sonrisa seguía allí, era inamovible. Pude escuchar un “Hola” dulce, natural, extraño para mí y me hizo sentir muy bien.
-¿Tienes tiempo? –me dijo, sentándose en una rinconera y dando una palmadita a su lado como indicándome que me sentara yo también-.

-Sí, ya he terminado. Hola.
Me senté a su lado. Era la primera vez que hacía algo así.

-Qué bien lo haces. Me encanta como te mueves. Ah, yo me llamo Nuri, ¿y tú?.
-Gracias, muchas gracias. Me alegra que te haya gustado. Yo me llamo Luna.

-Oh, qué nombre más bonito. Es justo el que yo le pienso poner a mi hija, si algún día tengo alguna, claro...¿Eres de por aquí?.
-Sí, siempre he vivido aquí, ¿y tú?.
-Yo también. Y es que te lo digo porque tu cara me resulta familiar y puede que nos conozcamos, esto es muy pequeñito, ¿verdad?. Claro que solo te lo digo por curiosidad, soy tan curiosa, demasiado, ainsss...y es un problema, pero espero que no te enfades conmigo.
-¿Y por qué debía enfadarme contigo, con lo simpática que eres?. A mí tu cara también me resulta familiar, de hecho no suelo jamás cruzar más de un saludo con las personas que vienen por aquí, tampoco se prestan a mucho, pero creo que por eso me he sentado a tu lado.

-¿Tienes prohibido hablar con la gente de aquí?.
-No, no es eso. Es más bien que esto es un sitio de diversión y entretenimiento. El que más, el que menos viene ya con un grupo y los que llegan solitarios no me suelen interesar demasiado, aunque siempre hay excepciones, ¿estamos hablando, no?....

Aquella noche rompí mi norma y me alegré mucho. Una criatura de apenas 16 años había roto por completo mi hermetismo con un encanto sin igual, una risa preciosa que no se quedaba en su boca, sino que se multiplicaba a través de sus ojos y me hizo sentir especial.
Como aquella noche que el avión aterrizó tarde, muy tarde y a pesar de la hora tú estabas ahí aunque no fuera conmigo.

Aquella noche fue cuando decidí volver a romper mi hermetismo y mi mentira, si, mentira. Yo te di una mentira mientras tú dejabas expresarse a un pedacito de tu corazón, como hizo Nuri...Eso no estaba bien. Decidí romper el espejismo para siempre y también me alegro mucho de haberlo hecho, aunque tú no te acuerdes. Nuri tampoco se acuerda de aquel día, vaya par de desmemoriados que guardo en mi corazón.
Desde entonces las noches son distintas, son auténticas, son mías y solo mías.

Me gustaría que te acordaras, pero lo entiendo. De verdad no te acuerdas y yo intento colocar aquella noche en mi papelera de reciclaje, puede, tal vez, algún día lo consiga. Estoy en ello....