18 abril 2009

Una noche preciosa


La noche está preciosa. Su negro manto cuajado de estrellas y la Dama Luna lo envuelve todo.
Dentro, en La Pirámide, el jardín y la terraza iluminada dan un aire de antigüedad muy acogedor para todo el que lo visita.

Una ligera brisa se deja notar y todos charlan, beben y sonríen en espera de que aparezca ella.
Delante del jardín, como si de un gigantesco escenario se tratara, la pista luce sus blancuras y focos de colores que giran lenta o rápidamente según la ocasión.

En la cabina, “chatín” ajusta sus cascos a los oídos y todos entienden que va a empezar su show.
Un estruendo se escapa, seguido de un haz de humo blanco que al ritmo de “It´s a sink” en versión re-mix dejará ver al final una enorme jaula. Dentro.......ella.

Su piel está dorada por el sol y brillante por los aceites olorosos que la hacen apetecible solo al que se acerca, pero los barrotes la protegen.
Su pelo negro y abundante está revuelto y brilla como la luz por los efectos de los focos que “chatín” hace posar sobre ella como en una suave caricia que la acuna hasta embriagarla de tranquilidad. Están lejos pero Ella nota su guiño y se relaja. Tiene miedo por su ropa, que es minúscula. Son dos piezas que se podrían soltar en cualquier momento de su cuerpo, es lo que piensa, pero.....”chatín” le hace una señal con uno de sus brazos y es cuando la calma absoluta se apodera de Ella. Confía en él, en sus ojos, en su sonrisa.

Y entonces es cuando su cabeza empieza a girar al compás de sus brazos. Después la pierna derecha, que se eleva. Desde tan lejos, seguro que nadie ha visto su prenda íntima blanca, a juego con aquel dos piezas minúsculo de lentejuelas exteriores que le hacen parecer una estrellita dorada por el sol de pelo negro azabache y ojos marinos.
“It´s a sink” .....repite una y otra vez el altavoz mientras Ella mueve su cuerpo mientras se deja envolver por otro haz de humo blanco oloroso e inofensivo. Es una caricia que le hace estremecer y le da seguridad porque al fondo y entre los barrotes, apenas se percibe una sombra de cabezas en silencio. No tienen ojos, ni rostro, solo son una mole que Ella sabe que la observa, pero al único que puede ver con claridad es a “chatín” que sonríe.
No sabe como, pero parece entender cada cosa que piensa. “Eso es, pequeña, diviértete. No te lo pongas más difícil, déjate llevar que sabes muy bien como hacerlo”. Es un sonido que llega a través de un eco modulado por una mirada iluminada, como una especie de código cifrado y secreto que nadie más entiende. Pero Ella sí lo entiende, lo necesita para estar segura y tranquila, para dejarse llevar por un nuevo....”sink” hasta que el segundo y último estruendo la indique que debe agachar su cabeza hasta el suelo, entre sus piernas, en un golpe brusco y seco que volverá a arrastrar aquella jaula envuelta en niebla hacia el final de su trayecto. Es divertido, como ir en un cochecito de bebé.
La llave que abre su descanso, solo la tienen dos personas y el primero que llegue la devolverá a su camerino donde podrá tapar algo más su cuerpo, desmaquillarse un poco, quitarse algo de brillantina de encima y mezclarse entre todos aquellos que la miraban quince minutos antes porque tiene sed, mucha sed y en la barra de aquel Egipto improvisado la espera Dani, que ya conoce su bebida favorita, zumo de naranja o trina, con mucho hielo.

Algunos la miran, pero siempre les quedará la duda...¿es ella, no es ella?. No lo lleva escrito en la frente y sonríe. Le gusta esa sensación. Los más valientes preguntan tímida o descaradamente, según sean ellos mismos y Ella apenas responde con un seco “Si” mientras busca la sonrisa amable del barman, son años de confianza y está cortada, no se puede evitar. Los desconocidos solo son eso, desconocidos que nunca significarán absolutamente nada en tu vida porque lo único que cuenta es tu alrededor más inmediato. Es triste, si, pero es una realidad irrefutable y cada vez que sonaba el último estruendo y Ella abría los ojos allí, bajo sus piernas dobladas por el agachamiento que formaba parte de su guión, es donde regresaba, a la realidad, llena de luces y sonido, de ambiente nocturno cálido y suave, de brisa marina y de complicidad.