01 mayo 2009

El fin de Carlota


Una mañana fresca y festiva. El día anterior, el comentario genérico en la oficina fue sobre la alegría de unos por pillar el puente completo y el silencio de otros por no reconocer, o por envidiar o el pesar de darse cuenta de que la oficina, en realidad suponía un refugio para ellos. ¿Dónde estarían mejor sin poder adquisitivo para viajar, ni interés alguno por hundirse en el sillón de casa ante el televisor?.....
Como Carlota, una hermosa mujer de ojos vivos y sonrisa fácil, elegante, agradable e inteligente….pero con un vacío inmenso en su corazón. Por eso precisamente Carlota fue de las que se llenó de silencio aquella tarde y paseaba camino del trabajo por la misma calle de siempre, donde admirar los mismos escaparates sin vida, aceras grises y asfalto desierto. La ciudad dormía aún y ella llegaba de muy lejos, hora y media cada día para alcanzar su destino, la mesa de su oficina.

Todavía recordaba el gesto de Luis cuando se lo contó, era la más despierta a primera hora de la mañana, mientras los demás bostezaban aún pidiendo un último café a la máquina de la entrada, antes de darle a las teclas y coger el teléfono….
Carlota ya buscaba una botella de agua y unos chicles en la misma máquina, y su sonrisa se cruzó con la de Luis mientras recordaba lo que le había ocurrido camino al trabajo, aquel hombre en la puerta del Hotel Carlton, a mitad del paseo Delicias, su mirada, su atrayente sonrisa y su mano tendida cuando pasó justo por su lado…Le pareció incluso escuchar su voz a pesar de que sus labios no se movían:

-Carlota, ven, te estaba esperando…
Ella, con la boca abierta por la sorpresa de aquella percepción extraña, aumentó el paso y cerró los ojos mientras un escalofrío le recorría el pecho….

-¿Qué te ocurre? -le preguntó Luis, frente a la máquina con media sonrisa y tono de preocupación- Cualquiera diría que hubieras visto un fantasma….
-Igual es justo eso y lo he visto….

-Calla, calla, pero te voy a tener que explicar que los fantasmas no existen, con lo mayorcita que estás¿ por que….hay que ver que estás bien crecidita ya, Carlota, y bien desarrollada, hoy llevas bra, verdad?
-No es bra, es un corpiño, anda que en lo que te fijas….

-¿En qué quieres que me fije?, además primero te pregunté si te ocurre algo porque me pareció ver en ti una mirada extraña hoy, como de sorpresa….
-Qué buen receptor que eres, así da gusto y sí, he tenido una experiencia extraña esta mañana pero ya no me da tiempo a contártela, he de comenzar con mis tareas, disculpa….

Carlota apartó a Luis del camino por el que se suponía debía atravesar desde la máquina del café hasta su mesa.. Realmente se trataba de un pasillo algo estrecho donde dos personas no cabían, pero Luis se acercó también a la máquina por las prisas y Carlota no protestó, le dejó que tomara su cacao, le lanzó una sonrisa con su disculpa y se dirigió hasta su mesa, donde empezó a recordar de nuevo aquel tramo, aquel segundo y medio, aquel hombre, que le resultaba familiar…
-Carlota….Soy yo, no te vayas….-fue lo último que escuchó-

No quiso mirar atrás en aquel momento y en este, en cambio, se arrepentía de no haber hablado con aquel extraño?, preguntarle al menos quien era…Aquella mirada le resultaba tremendamente familiar, pero donde? Donde había visto aquella cara ella antes? Era incapaz de recordarlo, así que se sumergió en los papeles que tenía delante y empezó su quehacer. Justo cuando fue capaz de concentrarse por un instante, notó en el hombro un dedo, la llamada de un solo dedo travieso, toc, toc, era Luis:
-Me has llamado radar, o antena, pero sigo preocupado por ti, cuando quieras, hablamos….A ti te pasa algo, no es que te conozca demasiado, aún, pero sé que te ocurre algo….Por qué no me lo cuentas?

-Porque no es el momento, déjame en paz, pesado!!
-Como quieras, pero me conozco y volveré en una hora, ese es el tiempo que tienes para pensarlo, si no me lo cuentas te dará igual, te lo sacaré, tú no me conoces, yo sí. Y se marchó.

Eso era!!, aquella forma de…..¿de qué?, de intuir, aquella afinidad, aquel feeling, eso era lo que notó en décimas de segundos con aquel extraño, familiaridad….

La mañana transcurría lenta y monótona. Llegó la hora del café y Carlota lo tomó fuera de la oficina. Quería saber si el extraño seguiría allí, ante la puerta del Carlton, lugar que tan solo estaba tres calles más al norte, en realidad, de no ser por el edificio inmenso que se alzaba ante el ventanal que se encontraba detrás de su mesa de trabajo, casi podía verlo. Bajó las escaleras a paso rápido, no tomó el ascensor, su gabardina y su bolso de la taquilla y salió a la calle en dirección a aquel lugar.

Llegando, se le aceleró mucho el corazón, su pobre y sufrido corazón, aquello era absurdo pero….no podía ir contra corriente…
El paseo Delicias se había despertado por fin y los coches ya pitaban y recorrían los carriles a una velocidad que le pareció enorme para casco urbano pero…qué más daba? Aquella no era la cuestión, Carlota ni tan siquiera se debía cambiar de acera, era todo recto hacia el norte, sin más,….

Una calle, demasiado pequeña para que el autobús que terminaba de parar, permitiera que los demás coches pasaran, de modo que…vía libre, solo quedaban dos, segunda calle y aquella tasquita gallega donde nunca había entrado, a pesar de que le sorprendiera que se encontrara en pleno centro de Madrid y que siempre estuviera tan concurrida, incluso aquella mañana festiva. Debió abrir más tarde de lo habitual, porque al llegar Carlota permanecía cerrada mientras que al nuevo paso ya se notaba movimiento en el interior, incluso en la terraza, el tiempo y la zona lo permitía. Y la última calle, estaba llegando de nuevo a la parte de atrás del Carlton, por donde también se podía acceder y es lo que hizo, antes de arrepentirse y darse media vuelta. Era como sorprender a aquel extraño por la espalda, si es que todavía permanecía en el quicio de la puerta principal, que hacía esquina pero….no, no estaba, qué tontería, allí iba a estar él esperándola, seguro….Tendría mil cosas más importantes que hacer que matar su aburrimiento, su desdichado aburrimiento….
Un poco frustrada aunque fuera comprensible que aquel hombre ya no estuviera allí, se sentó en una de las mesas desde donde podía vigilar el vestíbulo y la entrada principal. Inmediatamente un camarero impecablemente ataviado le preguntó qué deseaba tomar, a lo que Carlota, con un profundo suspiro contestó…:

-Podría tomar un café con leche y algún bollo?
-Por supuesto, señora, quiere un croissant, una magdalena, una napolitana con crema, chocolate….?

-Un croissant estará bien, gracias….El café que no esté muy cargado, por favor y la leche templada.
-Enseguida….

Mientras miraba al vestíbulo y a aquella escalinata que daba acceso al hotel, se le heló la sangre cuando notó un dedo en su hombro, desde la espalda…..¿sería él?...El camarero no podía ser….Era ¡Luis! Y su toc toc, como había ocurrido en la oficina, solo que ella ya no se acordaba, estaba cegada por lo ocurrido aquella mañana y apenas podía pensar en otra cosa….
-Hola, Luis, qué haces aquí?

-Te he seguido…¿te importa? Yo iba a preguntarte lo mismo, porque hay cinco, no una ni dos, sino cinco cafeterías desde la oficina hasta aquí y me resulta extraño que estés en esta precisamente, habrás traído la tarjeta de crédito, supongo, porque te vas a enterar del sablazo que te van a dar, no pagues en metálico o te quedarás sin suelto para el tren, es mi consejo….

-Qué gracioso, tengo bono así que de la vuelta no tengo que preocuparme, incluso tengo para invitarte a ti a otro café, quieres?

-Yo soy más de Colacao, pero bueno, ya que insistes….no te lo voy a despreciar.
El camarero llegó con el servicio de Carlota y al pedirle otro para Luis, por un momento le pareció ver a aquel hombre detrás de la barra, igual trabajaba allí, aunque le pareció distinto, el uniforme tal vez o no sería él, si es que apenas le vio un minuto y medio, dos como máximo y salió corriendo, por qué lo haría? Ni ella misma lo entendía, pero así lo había hecho de modo que volvió a pensar en su trabajo, en terminar su almuerzo y volver a la rutina, sería lo mejor que podía hacer y en cuanto a Luis, se lo explicaría un poco por encima, tampoco había demasiado tiempo, pero, mientras tomaban el café…..

Luis se quedó sorprendido con su explicación, la miró de forma extraña de arriba abajo y alborotándole el flequillo, lo único que le dijo fue:
-Anda, anda, cabecita loca, no persigas fantasmas y céntrate, mira a tu alrededor, ves? Aquí solo hay gente estirada, están en su mundo, tú y yo no pegamos ni con loctite, tú menos áun que yo, tu corpiño aquí no sienta bien, perdona, Carlota pero eso te pasa por vestirte hoy de mesonera….Volvamos al trabajo….Se hace tarde.


Volvieron al trabajo. Carlota no fue capaz de decir nada más a Luis aquella mañana, ni tan siquiera sabía por qué le había contado lo que le ocurrió por la mañana y como se sentía, a saber lo que el chico había pensado de ella. De vez en cuando sus miradas se cruzaban, Luis la mantenía pero Carlota la rehuía, había sido demasiado pronto, cuanto hacía que se conocían, una semana?, sin duda no se había podido hacer peor imagen de ella, cuando no era lo normal en su vida, lo normal siempre era sacar el trabajo adelante, bromear, el buen humor, ser positiva, sí, ese era su talante normal pero…aquel día estaba resultando extraño de todas todas, ya no podía hacer nada por el concepto que Luis se estaría haciendo de ella, así que….lo dejó pasar, ya se daría cuenta él solito de que aquella no era la tónica general en la vida de Carlota….
Entre llamada y llamada la hora del descanso para comer también llegó. Luis, en un último esfuerzo por corregir aquel desaguisado avisó a Carlota de que quería comer con ella. Sin duda era un hombre franco y sencillo, como le gustaban a Carlota, para saber a qué atenerse siempre, para no llevarse a engaño, para…..simplificar en su vida, que falta le hacía, y mucha, como el contrapunto.

-Carlota, esta vez no te me escapes, quisiera comer contigo, puede ser? Pero en la cantina de enfrente, no te llevaré a ningún lugar remilgado del centro, primero porque perderemos mucho tiempo en ir y en volver y segundo porque tenemos bastante que hablar, si te parece bien?

-Está bien, como quieras pero cualquiera diría que el mundo se acaba hoy, sobra tiempo para hablar, Luis, además no me gusta mucho….

-Me tomas el pelo, verdad? Anda, vamos, las damas primero, y átate el lazo del corpi, que se te cae, jeje
Carlota se miró el corpiño pero no se caía, solo se trataba de una broma, por lo que al darse cuenta, gruñó un poco a Luis y juntos desaparecieron jugando por las escaleras que bajaban hasta la primera planta, a ver quien llegaba primero, camino de la coqueta tasca donde comerían algo ligero antes de terminar la jornada, que en festivo era bastante reducida, por suerte…

Sentados en la mesa, frente a frente, Luis empezó su interrogatorio:
-Carlota, por qué eres tan tremendamente confiada? No te das cuenta de que esta mañana te podías haber metido en un buen lío? Y que conste que te pregunto de muy buen rollo, si hubiera sido de malo no estaría aquí ahora mismo, quiero que lo sepas….

Carlota se sonrojó, le ocurría siempre que alguien ponía tono serio para hablar, pero entendió la actitud de Luis, aunque no supo qué decir…..
-Mira, Carlota, acabo de conocerte y a la de ya procuraré que nunca te ocurra nada malo, pero no te lo busques tú solita, vale?, déjate de extraños, a priori ninguno será de fiar, ni tan siquiera yo, pero al menos si yo te hago algo malo ahora mismo, darán conmigo antes o después, pero si te mezclas con desconocidos, dime, como sabremos qué te ha ocurrido, me lo quieres explicar?

-Y si me ofrecen algo bueno?
-Como qué, Carlota, dime? Sexo? Cualquier hombre de los que te rodean estaría dispuesto a compartir contigo un buen rato, no tienes por qué recurrir a ningún extraño…Era eso lo que buscabas esta mañana, dime?

-No…
-Entonces qué era? Puedes explicármelo?

-Para qué? No lo entenderías….
-Carlota quédate a este lado, algunas veces tengo la impresión de no saber donde estás, te perdemos, donde vas? Siente el suelo bajo tus pies, niña, ya está el mundo bastante difícil para que tú te empeñes en alejarte más de los que te quieren….

-Tú me quieres, Luis?
-Empiezo a quererte, sí, eres mi mejor oficinista, la mejor con la que me he encontrado después de mi ascenso, y eso no se encuentra todos los días, lo normal es….bueno, ya sabes, hoy estoy mala, hoy empalmo festivo con desgana, mañana sigue sin darme la gana, y tú en cambio estás ahí, al pie del cañón, aguantas estoicamente una llamada tras otra, desde primera hora hasta última estás igual, pareces una estatua, un robot, admirable, una gotita de aceite?

-Grrrrrrr….
-Loba, quieta, volvamos, que se nos hace tarde, ánimo, yo cojo un par de cafés de la máquina mientras tú vas al baño y luego para dentro, a por ese último para de horas, hace?

-Y como estás tan seguro de que iré al baño?
-Conozco a las mujeres, me he criado entre ellas, varias hermanas, mi madre, tías, chicas, …..

-Novias?
-Yo no las llamaría exactamente así, pero vale, aceptamos novia como animalito de compañía….

-Jajajajaja, venga, vamos, te echo una carrera….
-Loca!, tendré que pagar la comida, no? Ainsss….no corras, que luego tropiezas!!!!

La verdad era que Carlota ya casi había conseguido olvidar su experiencia tempranera y se dirigía llena de alegría hacía la oficina, corriendo, sin mirar al cruzar la calle, menos mal que se trataba de un lugar de poco tránsito, casi todo zona azul de aparcamiento y la oficina enfrente. Después subió rápida la escalera y esperó apoyada contra la puerta su café. Se lo pensó mejor y fue sacando de la máquina un par de cafés, no podía permitir que Luis lo hiciera todo….Muerta de la risa, en cuanto le vio aparecer, le ofreció su vaso y una mirada dulce de complicidad, a la que Luis, sin una sola palabra, correspondió, era el feeling, que manaba a borbotones, totalmente interpretable para según qué ojos aunque los realmente importantes eran ellos dos y nadie más…
Luis se interesó por saber si ya había ido al baño, a lo que ella contestó que no con una negativa de cabeza apurando su café…

-Pues venga, cabecita loca -le dijo mientras le quitaba el vaso de la boca tras el último sorbo-, que ya acabamos por hoy de un tirón, no queda nada para las cuatro de la tarde, te espero dentro…

-Está bien…

Carlota entró en el baño sonriendo y al empujar la puerta, lo primero que oyó fue su nombre:
-Carlota……

Era la voz del tipo aquel de la escalinata del hotel, pero Carlota miró hacia la puerta del servicio de caballeros, que estaba justo enfrente del de las señoras. Los separaba tan solo un pasillo estrecho y era más lógico, si es que alguna lógica se podía aplicar a todo aquello, pensar que la voz procediera de allí y no del interior del baño de señoras….
Pero la puerta del baño de caballeros estaba cerrada, por lo que resultaba algo extraño y sobre todo difícil que voz alguna proviniera de su interior. Carlota cambió de gesto en un segundo, pasó por el baño con cara de preocupación y volvió al trabajo temerosa.

Al entrar en la oficina, se percató perfectamente de la mueca de Luis. Aquel hombre percibía perfectamente los cambios de humor de Carlota, como podía darse aquel fenómeno? Y lo que era más importante, como sería capaz de evitarlo Carlota? Evitarle una preocupación absurda…..
Carlota se dirigió a su mesa intentado disimular pero Luis se fue directo hacia ella, y simplemente le interrogó con un descaro que denotaba preocupación:

-Otra vez?....Y ahora qué pasa, Carlota?
-Nada, nada, no te preocupes, estoy bien….

-De verdad?
-De verdad…

Ambos suspiraron al unísono, la tragedia se cernía en el ambiente más cálido y distante, al abrigo de la sorpresa, del anonimato, como siempre….
El final de la jornada laboral festiva avisaba, risas y buen humor en el pequeño reducto de una oficina donde se iban apagando luces, dormitaba….

El último en salir debía ser Luis, así que Carlota se despidió de él con un sonriente "hasta mañana"
-Te espero a en punto -le aspetó Luis con un gesto amable en la punta de su naríz…

-No faltaré, tranquilo, vengo de lejos pero vengo, señorito de capital, jeje
-No me falles, vas a salir luego?

-Sí, seguramente iré al cine a ver El Orfanato.
-Pues pásalo bien, vale? Nos vemos….

La tarde parecía esplendorosa a los ojos de Carlota. Al salir a la calle, llenó sus pulmones de aire contaminado, deseosa de llegar a su pequeño reducto natural, junto al pinar. Cuando salía del autobús lo notaba perfectamente, era otro aire. Pero aún quedaba una hora escasa para alcanzar su pequeño objetivo y despacio, lentamente, subió la calle que la llevaría a la boca del metro camino a casa. Como siempre, bajó en ascensor hasta el vestíbulo, sacó su bono transporte, lo pasó por la máquina que le abriría paso hasta el vagón y…..al tomar la escalera de ocho más rellano más once escalones que la conducirían hasta el vagón…..la barandilla lo descubrió y lo vio, abajo, junto a la ralla amarilla del andén, girándose como advirtiendo su presencia, la esperaba? La contempló desde la pequeña distancia que los separaba y de nuevo volvió a pronunciar su nombre.
Carlota aceleró el paso, deseosa de acercarse más a aquel hombre, olvidando los ruegos insolentes de Luis y….una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete y ocho escaleras, cada vez más aprisa, olvidó que había un rellano que terminaba, lo olvidó y en las últimas once escaleras, un mal paso, un traspiés y….su nuca se quebró pasando a formar parte del empedrado, también ella se convirtió en piedra, su corazón se paró y allí quedó resbalando envuelta en sangre y con los ojos abiertos. Su última imagen fue la de aquel hombre misterioso y desconocido acercándose a socorrerla, pero ya no había remedio, todo quedó quieto, el aire, el sonido, el cine……

Nadie sabe si Carlota encontró a aquel hombre en u nuevo destino y desentrañó su misterio, tal vez sí o…tal vez no.
La mañana de domingo despertó húmeda, lloviznosa, gris. Luis fue el primero en llegar a la oficina y también fue el último en marchar. Dicen que no articuló palabra en toda la jornada. Y también dicen que no volvió a fijarse en los pequeños detalles de nadie más. Durante un mes en la mesa de Carlota dejó una rosa fresca cada día de distintos colores y cuando se secaron las deshojó en la escalinata de aquel andén…..