18 abril 2009

Tal vez.


Y aquí estoy. Mirando tu mismo pedacito de cielo, respirando el mismo aire que tú respiras, dejándome envolver por los mismos ruidos de sirenas, contemplando la calle que se va desalojando de paso poco a poco, muy lentamente y sabiendo que hoy no podré dormir. Una vez más, ¿qué importa?. Miro y vuelvo a mirar las calles, ahí no está la cuestión. La cuestión está dentro de mí.
Si pudiera sacarme esta espinita: No es buena idea, no es una idea, una idea necesito ahora para hacerlo como debe ser, sencillo.

He mordido el anzuelo, he picado y he tomado mi listín, no, no estás, como si no lo supiera. Vale, nada de vueltas, al grano, abres el ordenador y dejas un simple mensaje, café en.....No, es cuando aparece él, nada de vueltas, lo que mal empieza mal acaba.
Ya te ha pasado otras veces y sabes que nadie lo entenderá, no esperes algo así.

Estabas sola cuando te diste cuenta de lo que eras. Estabas sola y nadie rectificó ni lo hará, no es buena idea.
Todos lo llamarán orgullo, pues será eso. Ya te acostumbraste a vivir con eso y esperas tranquila que de la naturalidad y la armonía pueda mantenerse, como en equilibrio algo tan sencillo como el libre albedrío, con la de veces que utilizamos esa expresión pero nunca se da al final. Nunca hasta ahora se te ha ofrecido, déjalo estar.

Y vuelves a mirar por la ventana recordando todas las noches que no mirabas hacia abajo, sino hacia arriba, para comprobar tu propia soledad. No, no había nadie en casa, pero daba igual, acababas de estar rodeada de personas, os habíais contado de todo, habíais reído, si, pero nadie te ha permitido llorar contigo. Nadie de verdad se ha rendido a todo eso que dicen que tienes, ¡mentirosos¡. ¿Es eso lo que buscas, alguien que te abra su corazón y no lo cierre de un portazo?. Pobre ilusa. Tú sabes que eso no existe. Además dudas porque tus intenciones no son buenas, ese demonio que llevas dentro no tiene ninguna intención de abandonarte y tú quieres que todo el mundo pueda seguir mirando hacia arriba y vea luz porque esperen.

Quieres mucho, lo quieres todo y no quieres nada, eso es lo único que te pasa, acéptalo al menos. No has querido romper tu norma antes de actuar, un susurro sincero al oído antes de posar la vista sobre un espejismo y además ¿quién te garantiza que podrás posarla?. ¿Quién te dice que no te espere un nuevo “no”?. Has cubierto tu cupo de negativas indoloras, ya te duele, ¿verdad?, pero poco importa, nadie lo va a entender, hay que seguir el protocolo.

Pero tú estás harta de protocolo, estás harta de risas vacías, huecas, que están muy bien para lo que están. Tú quieres lo que quieres, admítelo y no es una buena idea.
Es una buena idea reír, cantar y llorar en silencio, si es que puedes. Ya has visto que es lo que obtienes, que ni tus confidencias tienen réplica ya. Solo silencio. Que por mucho que tú sigas abriéndote, esa daga en tu corazón sigue sangrando y te acompañará hasta el final de tus días. Tú misma la clavaste siendo como eres y ya no vas a cambiar, niña.

Vuelve a mirar a la calle, lanza un beso sincero al aire y duérmete ya, que mañana será otro día. Sal a la calle, recorre la ciudad, llega hasta el parque donde solo la mirada de esos niños sosiegan tu alma por la proximidad y sigue despertando miradas ocultas, que no da para más tu inseguridad y tu miedo de ti misma.
Tal vez, de pronto, cualquier día, todo sea más fácil, cuando hayas doblegado tu orgullo, aquel que nació o se hizo dentro de ti, ni tú misma lo sabes bien. Solo sabes que no habrá calor, que todo seguirá frío y distante porque tú lo has decidido así, no te lamentes ahora que va a salir el sol y ya es tarde, el avión espera, la maleta espera, todo te espera desde siempre, la vida te espera, como siempre.

En el fondo de tu alma quieres creer que existe quien se rinda a tus pies pero de verdad, sin miedo, un voluntario que compruebe que no ocurre nada por llegar hasta el final y que lo desee tanto como tú.
Puede......Tal vez.......Algún día.......Pudiera ser......