Otras Vidas.
¿Se puede saber qué hago yo escribiendo tonterías?
Me concedo un tiempo para pensar e intentar responderme a mí misma a esta pregunta.
Voy a hacer más: voy a detener el tiempo. Pararé el reloj. No, ese de ahí arriba, el de la pared es imposible detenerlo, ese que haga lo que le parezca. Detendré el que golpe a golpe, tic tac a tic tac influye en mi vida y en mis planteamientos, ese sí puedo detenerlo y es hora de hacerlo.
Últimamente no escribo más que tonterías. ¿Seguro?. No, no es del todo exacto. En un momento de mi vida esos planteamientos han estado ahí, han pesado sobre mí, solo que la mente es como una cascada, como un torrente de imágenes, de sentimientos, de sensaciones y ahora mismo estoy noqueada. Todo lo anterior hasta hace un minuto ha caído al río por esa cascada encontrando su calma, su paz y su armonía, su devenir natural, el curso de la vida, que, en definitiva es la que manda.
¿Y....queda algo dentro de mí?. Sí. Queda.
Hacía muchos meses que no me acordaba de Bruno y hoy, mira por donde, se ha instalado en mi cabecita. ¿Saldrás pronto, Bruno?. Mira que a ti te conozco y.....
Bruno es un hombre encantador como muy pocos. Joven, apuesto, educado, trabajador, atento, cariñoso, buen padre, intentó ser un buen marido pero hay quien opina que no lo consiguió. Bueno, Bruno, de eso ya hemos hablado muchísimas veces, pero no, no estás aquí por eso, hoy no...
Bruno tuvo un accidente muy aparatoso en la carretera y estuvo muchos días ingresado en el Hospital. Vamos a decir que....”gracias a eso” le detectaron epilepsia, algo que nadie se había molestado en averiguar desde cuando la padecía ni por qué (hay formas de educar y cuidar que son de anti- cátedra). Y tuvo que descubrirlo por él mismo estrellándose contra un coche en la carretera. Es un modo cruel de saber que padeces epilepsia, aunque, ahora que lo pienso, ha sido la vida en sí misma bastante cruel con Bruno hasta que me conoció, vaya, qué cosas digo.....Bueno, pero si no lo digo yo, si lo dice él....así que, tal como él lo reconoce, así os lo cuento yo....
Dice que le cambié la vida para bien y yo me alegro mucho. Siempre es agradable que te digan algo tan bonito.
Le conocí algún tiempo después de separarse, cuando llegó a la urbanización a vivir con sus padres (otra vez). Recién salido del hospital y con la demanda de separación calentita en pleno trago. A saco, que se dice, una detrás de otra, por si le quedaba un hilo de esperanza que se hundiera, pero....ay¡ que no se hundió, por suerte....No podía ser así, por supuesto que no...
Cuando yo me enteré de que Bruno dormía en el garaje, no os podéis imaginar la bronca cariñosa que armé para regañar con todo mimo y dulzura a su madre.
-Pero Rosa, por Dios, no puedes consentir que mi amigo duerma en el garaje....
-Hija, pero si mi garaje está acondicionado como bodega y despensa....
-Bueno, y qué?, pero Bruno no puede saludar al sol cada mañana, ni la luna puede velar su sueño, es un semi sótano, Rosa¡...No me hagas esto, por favor¡....
-A ti?, oye, que es mi hijo.....
-Ah, cierto, pues no te hagas eso a ti misma, más fácil me lo pones.....
-Pero si no tengo más sitio....Si es que me quedan hijos solteros.....
-Bueno, Rosa, dejemos ese tema....Es preferible que duerma con su hermana o con su hermano. Sube la cama, mañana no quiero despertarle ahí abajo para correr, que ni ve....
-Bueno, pero dime al menos cuando os casáis.....
-¿Casarnos, quienes, Bruno y yo?, oye, que yo estoy casada ya, no lo olvides....
-¿Y tu marido por qué no corre contigo?...
-No le gusta....
-¿Tampoco le molesta que corras por ahí con otro chico?,que mi hijo es muy guapo...
-Si, que es bien guapo y majo, si, no te lo niego, pero no tiene nada que ver....Rosa, no me confundas términos...
-Yo no, hija, mientras no los confunda él....
-Pues que corra él conmigo sin poner cara de trucha....Ni finja calambres solo para sentarse cada diez minutos....Lo tiene fácil. A mí me da igual correr con uno, con dos o con tres....
-Anda que si te oyera ....
-Se lo he dicho a la cara, Rosa. Es más. Le he dicho: levanta, que vamos a correr, o si no, me voy a buscar a Bruno que también corre, y para correr por ahí y luego encontrarnos, pues empezamos y terminamos al mismo tiempo....
-¿Y qué te ha dicho?...
-Nada, no le he entendido muy bien. Ha hecho un ruido extraño, se ha tapado la cara con la almohada y lo único que he oído ha sido algo de a las doce en el Bahía...
Yo decía que me lo llevaba a correr, pero en realidad era una simple excusa –de ahí el interrogatorio de su madre- . No me gusta la soledad, nunca me ha gustado la sensación que produce. Lo bueno del asunto....que para mí es compañía la música, luego.....en los peores casos se encuentra remedio. ¿Qué por qué “un Bruno” y no una......Mar, o una Lidia o una Pilar?... Eso ya no lo decido yo, ni esta es la historia de una de las muchas chicas que han corrido en mi compañía, sino que es la historia de Bruno, porque también hago bastantes “buenas migas” con los chicos, no siempre pienso ni me acuerdo del mismo. Y si, la pregunta del millón de euros ya habéis leído que la formuló Rosa: ¿por qué mi marido no corría conmigo? Pero esa sí que es otra historia larga, muy larga, triste, muy triste, amarga, tremendamente amarga y me niego a contarla. Quedará donde tiene que quedar, en el olvido, es su sitio.
Nos pasábamos la mayor parte del tiempo sentados en la arena de la playa haciendo ejercicios de relajación. A Bruno le encantaba escuchar el sonido del mar con los ojos cerrados. Yo sabía que no se recomendaba la meditación profunda para personas epilépticas, por tanto no le insistía mucho, pero creo que el cariño y la confianza hacían más que el ejercicio en sí mismo....Y ¡¡¡¡¡¡hablar¡¡¡¡¡¡¡,¡¡¡¡¡¡¡ charlar¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡. La mayoría de las veces yo me limitaba a escucharle, con el ruido del mar de fondo....
-No me explico por qué, María, por qué me pasa todo esto a mí. ¿Dónde está el fallo?. ¿Qué es lo que he hecho mal?.
Un pequeño silencio nos envolvió durante algunos instantes.
Después, las olas del mar lo romperían para empezarme a reír a carcajadas, algo que a Bruno le fascinaba. Muchas veces me había dicho que al reírme a gusto un rayo especial salía de mi mirar, a lo que yo siempre le contestaba......”claro, es que soy un demonio, ¿o todavía no te has dado cuenta?”.
Un demonio no, es decir demasiado y un poco por decir. Me imagino que los ángeles también serían sonrientes si es que existieron alguna vez, algo de lo que yo me alegraría enormemente. Sobre todo porque tengo el gusto y el honor de conocer a dos personas muy parecidas a lo que deben de ser los ángeles, pero...esa sería otra historia. Y estamos con Bruno.
¿Qué podía hacer yo por una persona que ha visto desmoronarse su propia vida en una vuelta de campana?. Muy poca cosa, como mucho estar ahí. Evitar que al despertar empezara a dar vueltas y vueltas a su cabeza sobre lo que había vivido. Era suficientemente amargo y triste como para que se recreara en ello, de modo que corriendo, o sentado en aquella playa, mientras yo sonreía, no pensaba en nada de aquello. Pura lógica, le conocía, estaba cerca y yo era...y soy...así .
El silencio no era malo, nunca lo es. Y de vez en cuando, solo cuando alguno de los dos así lo quería o decidía, se rompía con gruñidos, ruiditos, o hasta conversaciones algo más extensas. Mientras tanto, siempre había algo que era digno de admirar: una gaviota que cazaba, el faro majestuoso, el muelle, el mar, el cielo, el horizonte, o la gente que pasaba por la playa y que se estaría llevando una impresión totalmente errónea de nosotros, evidentemente...
-¿Te has fijado?.
-¿En qué?.
-Esa chica, se me ha quedado mirando y se ha reído.
-Seguro que piensa que estamos regañados.
-Sí, me ha dado esa impresión.
-Bueno, tú déjalos, que piensen lo que quieran y es hora de caminar un rato descalzo por la orilla, te sentará bien.
-Hubieras sido una estupenda enfermera, ¿lo sabías?. Vamos, te lo dice uno que se ha tirado meses en el hospital, incluída la U.C.I con el leñazo que me pegué. Te veo yo entrar por la puerta y se me pasa todo.
-Pero mira que eres exagerado, Bruno, como si no hubieras visto estupendas enfermeras a tu alrededor. No lo digo porque las haya visto, sabes que esos sitios me deprimen mucho y me enteré cuando ya estabas a punto de salir, pero las veces que he tenido que ir he visto enfermeras muy eficientes y jóvenes y bien puestas. También las hay mayores, pero que exageras ¡y ya esta¡.
-Pues claro que exagero, porque eso que te he dicho es lo que a mí me hubiera gustado, despertar, abrir los ojos del trompazo y ver a alguien como tú allí a mi lado, poniéndome el termómetro, diciéndome cosas.....Me reanimo en minutos, en vez de tardar días como tardé.
-Pero eso ya pasó, no te acuerdes de ello.
-¿Y por qué no?, si a partir de hoy creo que lo guardaré hasta como fantasía.
-Qué malo eres, qué cosas me dices.
-¿Yo?. Te digo lo que quiero. Además no se te puede engañar, siempre nos descubres, no sé como lo haces.
-Pues mira, porque cuando alguien te habla mientras te mira a los ojos, hay signos evidentes de lo que te dice no es del todo como te lo dice, o se está guardando algo, o está aumentándolo, que también puede ser, aunque no sea tu caso. Tú eres más parquito de palabras, pero las pocas que dices sabes perfectamente que me las tienes que decir tal y como son, porque si no, no cuela, es solo por eso. Fácil, ¿no?.
-Será fácil para ti, porque lo que es para mí, no me imaginaba yo que al salir de la clínica me iba a suceder todo esto, Qué fuerte, ¿no?. Me encuentro con la demanda, con un tío en mi casa, con un hijo que ya no puedo acostar cada noche....¿Dónde miraría yo de verdad aquellos días que Isabel y yo hablábamos?. ¡Pero si yo la miraba a los ojos¡. Y nunca sospeché que ya no me quería.
-Anda, vamos a la orilla y por el camino te lo cuento.
-¿Me lo cuentas?. ¿Y no debería ser al revés?. Seré yo el que te cuente a ti, ¿no?.
-Como prefieras, pero me sé la historia al dedillo, aunque me vendrá bien contrastar la información que yo tengo con la tuya.
-¿Con la mía?.
-Jajajajaja. ¡ Qué cara se te pone¡.
-¡Hombre, no, tú verás¡. Me dices que sabes de mi vida pero que vas a contrastar la información, pues a ver qué cara se te pondría a ti¡....
-Veamos...Tengo la información que obtuve de tu madre y luego tengo la información que procede de tu hermana,....Como ves, estoy bien informada, pero sí, vale, te dejaré hablar a ti. Mejor me lo cuentas tú.
-No, no, ahora mismo me dices lo que sabes, ¿pero qué tengo yo en mi casa?, ¡vaya dos chismosas¡.
-Bueno, no sufras. No me enteré en el mercado ni en ningún otro sitio público....
- Menos mal.
-Me enteré una tarde que me pasé a ver a tu hermana porque me había llamado diciéndome que estaba pachucha. Como tu madre se apunta a todo conmigo, me ofreció primero un café antes de subir al cuarto de tu hermana y yo, claro, le pregunté por ti, y me dijo que andabas con algún que otro problemilla, pero vamos, nada que ver en lo que ha terminado todo esto. Luego le tiré un poco de la lengua a tu hermana, que sabes que se me da bastante bien, así que...ya ves.
-Vaya tres bichos. Será mejor que te lo cuente yo, anda, si, hazme de bastón que con la arena tan blanda, noto más el desequilibrio.
-Aquí tiene usted mi brazo, don Bruno...Todo suyo¡...
Más que el brazo, menudo y algo enclenque, le presté mi hombro derecho para que se apoyara, de modo y manera que a simple vista podíamos parecer algo así como una parejita paseando, cuando la realidad era que al sacarme el bueno de Bruno la cabeza en tamaño, pues el mejor apoyo que le podía dar era ese, y ningún otro (cuestión de alturas, ya os digo)....
-No me aprovecharé de que voy cogido a ti....
-Ya lo sé, además no sé como podrías aprovecharte.
-Se me ocurren tantas formas, pero si no lo hice la noche que te sentó mal aquella copa...¿te acuerdas?.
-Pues no, pero íbamos a hablar de lo que yo sé de ti y resulta que tú sabes algo de mí que ni yo misma sé. ¡Haz el favor de explicarte¡.
-Vaya, menuda situación, si resulta que estamos igualados, tú sabes de mí y yo sé de ti, qué interesante, ¿no?.
-Mucho, pero a ver...¿quién empieza?.
-¿En serio no te acuerdas de la noche que fuimos todos a la BOITE y después de bailar pediste aquella naranjada que te sentó tan mal que tuve que llevarte a tu casa?.
-¡¿Tú?¡...
-Sí, ¡yo¡.
-Pero si fui con Alvaro...
-Precisamente fue él quien me dio las llaves de vuestra casa y me pidió que te llevara. Sabía de sobra que soy un buen chico y eso que Isabel no reaccionó muy bien cuando se lo dije, pero...¿qué podía hacer?. Ella estaba muy cansada, pero tampoco quiso acompañarme, así que primero la dejé a ella en casa y luego te llevé a ti.
-Pues no me acuerdo, la verdad. Aquella noche me perdí en mi propio agotamiento. Estaba sin cenar, no sentí ganas en toda la noche, y había mucho por hacer. Este hombre, la verdad es que me preparaba siempre unas agendas que yo temblaba, menos mal que por suerte eso ha cambiado y tengo las sospechas algo infundadas de que quería que me durmiera pronto, porque yo pedí naranja para beber y ya ves que no me acuerdo de más...
-Si te digo la verdad, fue lo primero que pensé, aunque....no te dije nunca nada por respeto, pero creo que sí, que se libró disimuladamente de ti, y lo que no entiendo es por qué. Yo nunca habría hecho semejante cosa. Más bien hubiera deseado que se terminara cuanto antes la noche, o que llegara el día para poder estar más cerca de ti.
-Ya ves, qué mal repartido está el mundo, ¿verdad?. O seremos nosotros mismos quienes vagamos un poco a tontas y a locas, no lo sé, el caso es que al día siguiente, cuando me desperté, estaba sola en la cama. Ya sé que no darle mucha importancia a eso no es de muy mujer, pero qué quieres, es lo que hay, su trabajo es así, hay días que ni nos vemos y otros que pasamos las 24 horas juntos. No hay una regularidad, pero una se acostumbra.
-Hasta ahí de acuerdo, pero no tenía ninguna necesidad de librarse de ti, de hacer que te durmieras entregándote a manos de un tipo como yo.
-Bueno, tú lo has dicho, te conoce muy bien. Hay personas que se dejan conocer muy bien, que es lo que le pasa también a Isabel. Sabe perfectamente cada reacción que vas a tener y por tanto va siempre un paso por delante de ti. Eso para ellos es una ventaja, pueden manejarte fácilmente.
-Sí, si tienes razón, si lo mío ya empezó de manera extraña. Yo no es que tuviera intenciones de nada, pero ella sí, claro...Y sabía perfectamente que alcanzaría una vida cómoda. Por eso me siento un poco como algo en venta que fue adquirido en exclusiva para ahora devolver sin tiket y caducada la garantía.
-Ya, pero no puedes hacer nada, lo tiene muy claro. Ya ha demostrado su falta total de delicadeza aprovechando tu mala situación para dejarte. Yo tampoco habría hecho algo así por mucho odio que despertaras en mí. Su obligación era estar ahí a tu lado, darte la posibilidad de recuperarte y luego poner las cosas en su sitio si hacía falta.
-Pero se lo he dado todo, en bandeja de plata, además. Le he ofrecido aspectos que ahora le vienen muy bien para despellejarme poquito a poco: el accidente en sí mismo, la epilepsia y lo último que se ha sacado de no sé donde, la demanda de malos tratos. Pero si cuando fui a pasar la prueba y me dijeron lo que tenía que hacer con aquella maquinita, hasta el hombre que la manejaba se quedó contrariado....
-No me extraña. Cuando lo supe te juro que pensé mucho sobre la vida. Hace mucho tiempo que perdí mi fe en Dios, pero en ese momento noté como se tambaleaba también mi fe en la vida. En la vida como conjunto de seres que somos. No comprendo, me duele mucho ver como aprovechamos cualquier aspecto malvado que se nos ocurra para pisotearle el cuello y hasta el alma a la persona que se supone más queríamos.
-A mí Isabel no me ha querido nunca. Simplemente me dejé llevar por sus circunstancias. Pero si ni me enteré que estábamos saliendo hasta que me lo decían los demás. Tampoco le pedí nunca que se casara conmigo y la boda se celebró, de eso sí me acuerdo. Ni me pidió parecer para tener hijos y Fonsi ahí le tienes, un mozo ya. ¿Por qué me iba a pedir mi parecer para quitarme todo lo que ella misma me dio?.
Dos miradas se cruzaron entre el cielo, la brisa y el sol. Dos vidas, dos inquietudes, dos personas extrañas en un mar de contrariedades ...
Y ese mismo mar fue el que los sacó de sus abstraídos pensamientos para seguir con el paseo....
-¿Qué me estabas mirando, Bruno?.
-¿Yo?.
-Sí, tú. Me ha parecido extraña tu mirada.
-¿Extraña?.
-Sí, si, extraña, distinta, como si no fueras tú.
-Habrá sido mi otro yo.
-¿Te complicas tanto como para tener o gastar de eso?. Pues yo tengo suficiente conmigo misma, y algunas veces no soy capaz de tirar de mí, de modo que no vuelvas a mirarme así, te lo prohibo.
-Pues vale...
Existía confianza suficiente para bromas así, tontas, pícaras, o de la clase que fueran. En el silencio tranquilo que los acompañaba, seguramente estarían recordando como se conocieron, de una manera tonta, como todas o muchas de las maneras tontas que se conocen las personas, casuales unas veces o insignificantes otras. Lo importante fue lo que se construyó día tras día poco después y el hecho de que una vez que se habían conocido lo cierto es que ya no podía pasar un solo día sin saber el uno del otro. ¿Por qué?, ¿a qué se debería tanto interés ajeno por la vida de otra persona con la que simplemente se comparten palabras, frases, consejos, o....chismes?...En realidad era algo totalmente irrelevante. Las cosas pasan, suceden, ocurren en nuestras vidas, sin más, y es muy tonto preguntarse el por qué de algo así cuando era bonito, gratificante, agradable.....
-¿Sabes, María?. No sé qué hubiera sido de mi vida de no haber podido contar contigo. Creo que me hubiera hundido por completo en la más mísera de mis miserias.
-No te creas, Bruno. Eso es fácil decirlo, suena bien y queda muy bonito, pero si yo no tirara de ti de vez en cuando, seguramente lo haría otra persona. Yo creo que es un equilibrio sutil que existe en lo más íntimo de las entrañas de lo no-entendible.
-¿Y eso qué quiere decir?.
-Quiere decir que si no fuera por mí, sería por otra persona.
-Dudo mucho, de verdad, que exista otra persona en el mundo como tú.
-Eso no te lo puedo admitir, amiguito. Yo siempre he creído que en el mundo hay más personas como yo, no solo otra más, millones más como yo. Somos un ejército de niñas buenas y malas a la vez, pero que sabemos equilibrar la balanza a cada momento y necesidad, aunque tengamos nuestras debilidades humanas. ¡Y vale ya¡. Venga, que te acompaño a casa, te quitas este chandall, te pones bien guapo y quedamos para comer en el muelle. Alvaro se va de viaje hoy a Madrid por una semana, de modo que he quedado con una amiga, te la presentaré y nos reiremos los tres un rato, que es sanísimo.
-Oye, Celestina, pero esto es al revés. Es el chico el que siempre acompaña a la chica a casa.
-Si el chico está un poco lesionado, es normal que se haga al revés, ¿no te parece?. Es que luego tendrías que ir agarrándote a las paredes para llegar a tu casa y no puedo consentir que a mi amigo nadie le tome por un borracho, ¿comprendes?. Es amor propio.
-Tú y tu amor propio....Nunca reconocerás que nos equivocamos, ¿verdad?.
-“Reconocer”. Es que esa palabra me sobra en el diccionario. Es que las cosas son como vienen, Bruno, es que no sirve de nada reconocer que nos equivocamos, salvo para desilusionarnos y yo prefiero caminar, simplemente, paso a paso y soportar los deshielos o la sed, o el hambre, o el dolor, por que eso curte mi alma y estoy segura de que cada día me hace ser un poquito mejor y cada vez que me encuentro con alguien como tú, confío más y más en la esperanza de un mundo mejor. Sé que hay mucho que cambiar, pero todo llegará, poco a poco.
-Pues yo algunas veces hasta he llegado a pensar si no eres de otro planeta, o de otra especie.
-¿Pero por qué dices eso?. Ni que hubieras conocido a un millón de mujeres para pensar que yo soy mejor ni peor que nadie, Bruno. Si en el fondo a ti te paso como a mí, nos encandilamos de la persona equivocada, de esa que no nos iba a hacer muy felices que digamos, que nos ha hecho más bien la vida algo imposible y no se comprende que alguien sea capaz de hacer algo así con nosotros, pero....tal vez, solo tal vez radique ahí nuestra fuerza y alimento para ser como somos. Porque día tras día, nuestras experiencias, aún teñidas de amargura, las sabemos transformar en algo bonito, útil y amoroso. Es como darle la vuelta a las cosas, es magia....¿no lo entiendes?.
-Si, si que lo entiendo y sé que tienes razón, pero me cuesta renunciar a mi propia felicidad, aunque sé que debo hacerlo, que es lo correcto.
-Tú solo deja que transcurran los segundos, los minutos, las horas, los días y las noches, Bruno. Y recibe cada día tu sorpresa. Unas serán agradables, otras no tanto. Y aprende, y disfruta, y llora cuando tengas que llorar y reír cuando tengas que reír y amar cuando toque amar y vive, si solo se trata de eso, sin perderte en abstracciones que solo te harán daño. Y ya hemos llegado, señor. Aquí se queda usted, que yo me voy corriendo a ponerme guapa.
-¿Más todavía?.
-Eso nunca es suficiente. Si todo lo que veo es hermoso, yo no quiero ser menos. Volveré en dos horas, no lo olvides.
-Nunca me podré olvidar de alguien que me hace la vida tan fácil y hermosa...
-Pues....simplemente, disfruta de sus momentos y déjate llevar. Mientras no me pagues con silencio tendrás todos los que pueda darte, sin más, y no pienses más.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home