Diario de una mujer...y (IV)

Ejercer de buena hija, la verdad es que le produjo bastantes quebraderos de cabeza: primero, contentando a su madre y al recuerdo de los sabios consejos de su querida abuela con aquella plaza en el Ayuntamiento de Manderón sin los resultados que cabía
esperar en una estudiante brillante como lo era ella. Pero, claro, un pequeño detalle se le escapó a doña Laura, un detalle que reflejaba claramente el cuaderno de recuerdos de Nora y que no llega a la misma conclusión leido con dieciocho años, a leerlo con la edad de Cristo, que es la que más o menos ahora tiene nuestra protagonista:
"Creo que Frasco es un buen hombre, aunque me ha confundido con la entrevista de esta mañana, porque me ha hablado de una plaza de auxiliar administrativa en el Ayuntamiento, pero me parece que se ha anticipado un poco porque la plaza tiene que publicarse no sé dónde y todavía no han redactado el anuncio...sin embargo lo que más parecía preocuparle era si estaría dispuesta a presentarme en las elecciones con su equipo de gobierno y al manifestarle que yo no entendía nada de política me ha corregido. Para él era suficiente saber que yo era una joven responsable, obediente,
sensata y estudiosa. De lo demás se encargaría él mismo; que si era un pueblo pequeño, que si me llevaría poco tiempo... Antes de darme cuenta de lo que hacía, le he dicho que sí..."
Con la edad de Cristo se comprenden muchas cosas que la adolescencia no te deja ver cual catarata metafórica que te oculta la realidad porque el grado de madurez de cada persona se consolida cuando la madre y sabia naturaleza determina, y se acabó.
También es verdad que no existe razón que justifique la actitud de Nora de hacer siempre las cosas que los demás esperan de ella y por suerte éso ha cambiado; ¿el detonante?, su cansancio, la rebeldía terminó por aflorar y.....otro hombre, su amado...un ser extraño que lo cambió todo en su vida poniéndola de patas arriba...
Un "polo negativo" y un "polo positivo". Ambos, y de la manera más pacífica, sutil y civilizada pero sin sentido consciente alguno, dominaron a Nora largo tiempo....devolviendo a la Cenicienta de todos a la realidad de su propio cuento, de su historia, su timón y su identidad.
De todas maneras, Nora debía ser un especimen raro de la sociedad, una excepción que confirmara la regla del egocentrismo innato y legítimo de la humanidad porque de lo contrario no se podría explicar que se adentrara en un pequeño negocio, próspero para
más inri y que lo convirtiera en oro para más tarde convertirlo en su propio principio del fin y destrucción moral personal...¿Cómo pudo dejarse llevar por algo así?, solo el amor tiene la respuesta...
¿Suena " fuerte ", verdad?. El cuaderno de recuerdos es muy indulgente cuando recordando aquella situación comenta escrito en tinta:
?Ha sido mi primer paseo por la calle como mamá y he sentido un orgullo y una felicidad que no podría explicar, por mi pequeña, que sin duda se ha convertido en el eje de mi vida y en mi motivación para todo. Nunca me hubiera imaginado que el vínculo con mi hija podría llegar a ser tan fuerte. No me canso de contemplarla, me siento inmensamente feliz por disfrutar de ella de esta manera que lo estoy haciendo, al cienmpor cien, sin preocuparme de nada más, por mí se puede ir todo al garete, puede llegar la ruina en el negocio, que yo solo duermo de noche y vivo de día dando las gracias a las circunstancias que me han favorecido para que sea así, a haber aprendido a decir NO, aunque...presiento algo...pero no sé muy bien el qué. Mamá ha esquivado hoy la conversación, que por otro lado yo misma evitaba sacar tan pronto, porque a penas llevo una semana en casa, pero "algo" me ha impulsado a tener una charla trivial entre una madre que ha aparcado su trabajo para dar a luz y una abuela que parece no tener ganas de ejercer como tal. Creo que la paz recuperada tras un embarazo algo complicado que por fín culmina tranquilamente, me va a durar muy poco, porque, claro, yo soy la estrella de ese negocio, fundado con parte de mis ahorros y los de mi compañero y la verdad, lo reconozco, es que no sirvo para quedarme en casa, pero tampoco para volver a la jaula y si resulta que empiezo a atar cabos para, igual que hice con mi negocio, dejar a mi niña en las mejores manos que se me ocurren, o sea, las de mi madre, o sea, su abuela pero no para volver a la jaula....¿Qué hacer para no volver a la jaula ni a esa oficina tan aburrida, contra viento y marea....?.?
Yo lo que quiero hacer es disfrutar de mi niña hasta que me canse, que por el negocio no me preocupo , mi compañero lo lleva de maravilla, seguro que encuentra a alguien que vuelva a darle brillo y color bajo las luces de neón...Yo confío en eso....porque los dividendos ésto o lo de más alla...No me gustan nada ciertas actitudes que empiezo a entrever , pero creo que el error ha sido mío por pensar que mamá sobreentendería que su hija, o sea, yo, se compró una casa en las circunstancias que fuera, porque de no ser así no se la hubiera comprado nunca, porque las hipotecas están por las nubes y que tuvo una hija porque si lo hubiera pretendido reservar para un mejor momento, el momento no hubiera llegado nunca, pero que no puedo ejercer de ama de casa porque mi espíritu no es de tan digna condición, que nunca podría acostumbrarme a depender del jornal de mi compañero, simplemente porque no tengo sangre para una situación así. Quizás una temporada, pero no indefinidamente. No, mamá no se ha dado cuenta de todo ésto; más bien opino que tiene la impresión contraria y que con la alegría de mi niña se me olvidaría el negocio...Pues, resulta que tengo un problema muy gordo..."
Y mayúsculo fue el problemilla, pero Nora nunca olvidó con quién estaba tratando, con su madre y con su amado, lo que ellos sí olvidaron y se agarraron como lapas a un negocio abandonado por su titular, por una razón más que justificada, pero...se aplicó el viejo dicho: "quien se fué a Sevilla....", como si me importaran mucho los beneficios con la sonrisa que me ilumina cada tres horas que toca dar de mamar...
Lágrimas derramó por no saber hacia donde dirigirse: un abogado, un psicólogo o directamente hacia el vacío. Pero entonces su pequeña le daba fuerzas, precisamente lo que más necesitaba y cuando Nora se sentía repleta de aquello que hay que llevar
dentro para exigir a su amado algo de dignidad monetaria para comprar pañales a cambio de otro tipo de colaboración que no fuera rutilar bajo las luces, su compañero le disipaba la idea por llevar implícito el sello de la lucha, pero Nora debía luchar por su niña. Quería lo mejor para ella y sin ingresos...¿qué le podría dar?. Una y otra vez se auto-aconsejaba no hacerlo de manera brusca , "así, no, Nora, te arrepentirías el resto de tu vida. No te pongas a su mismo nivel, que me conozco y no podrías soportar las consecuencias.". Era injusto, si, las enseñanzas de la vida suelen parecerlo.
Definitivamente, renunció al negocio que fundara con todo el dolor de su corazón. Sabía que así, se cerraría para siempre la puerta de ser su propia desdicha y motivo principal que la impulsaron a crearlo, la juventud, que algunas veces llega loca, rebelde, creativa pero....incorrecta...
Y entonces, absorbida por una oscuridad dulcificada en cierta forma por los "gorgeos" de su pequeña, al igual que existe la " llamada de la sangre", del deber, o del teléfono, el "¡ringgg¡ de la vocación afloró en ella, por fín sin condiciones añadidas. Sin saber muy bién cómo, ni en qué momento de su vida, Nora debió heredar una venda en los ojos que no le permitía darse cuenta de muchas cosas y tuvo que ser Frasco, aquel señor con quien simplemente se cruzaba por el camino que le conducía al Instituto, cansado de ver que apenas dormía por las noches, de que apenas comía ni sonreía, quien tirara de aquella venda con fuerza hasta desprenderla por completo de su rostro. Ya no sólo le tapaba los ojos, tambièn la nariz y de no destruirla, acabaría por taparle su boca.
Frasco, con toda la paciencia y el amor del que fue capaz, charló una y otra vez con ella, recordándole cómo la conoció: segura, libre, fuerte... y haciéndo que ahondara
en sus sensaciones actuales: tristeza, dolor y sumisión, una sumisión sin recompensas porque de haber seguido con aquel juego, Nora tendría que salir todos los domingos de casa para trabajar en su negocio, dejando a su niña al cuidado de su abuela solo a cambio de un jornal, se perdería tantas cosas y momentos que no estaba dispuesta a perderse.....Ella quería disfrutar de las travesuras y ocurrencias de aquel pequeño ser que se había instalado, sin pedir permiso, en su hogar y adueñado del protagonismo de los dos. De modo que Nora ofreció a su hija una dedicación digna, aunque para ello todo acabara saltando por los aires. Dejó de ir los domingos a trabajar para dedicarlo a contemplar el despertar de los seres que más le importaban en el mundo; se alimentó de pequeños detalles que no tardarían en aflojar su atadura: risas en el desayuno, juegos en la bañera, paseos por el parque, la compra de la casa....También dejó de preguntar por su sueldo porque iría directamente al banco mientras que de la otra manera ya le dolían los oídos de escuchar siempre los mismos pretextos: "atravesamos una crisis , yo tampoco cobro lo que tú crees, al fín y al cabo cuentas con un sueldo, no te falta de nada, pronto remontaremos este bache, toma mil duros y apáñate...".
Renunció a un sueño de juventud, esos que se forjan sin pensar demasiado , pero tal vez era un sueño equivocado. De hecho, un domingo, acostó a Natali y se dirigió a la habitación donde Eddy se disponía a dormir. Le había salido un trabajito extra para el lunes y debía estar descansado, de modo que aquel domingo no sería como todos los demás.Normalmente, como otras muchas parejas, solían aprovecharlo para reforzar sus vínculos, recordar cierto romanticismo y estar juntos en el sentido más íntimo, pero Nora sabía muy bien que trabajar un lunes obligaba al cuerpo, que no a la mente, a renunciar a ciertas intimidades que pueden prolongarse en la noche para molestar a la mañana siguiente, de modo que se acercó a la cama y le dió un beso de buenas noches, el más inocente que se le ocurrío. Las intenciones de Eddy eran las de dormir, pero claro, Nora, al agacharse para besarle, dejó ver su canalillo y algo más que provocarían en su compañero un relámpago de deseo reforzado por el lugar delicado dónde Nora fue a depositar su mano, sin querer. Eddy no podía adivinar si lo había hecho con intención o no, de modo que deslizó las suyas por aquellas partes blandas que se le insinuaban a pesar de la tenue luz de la lamparilla. Una cosa llevó a la otra, las caricias se sucedían a lo largo y ancho de ambos cuerpos...porque tenían que recuperar demasiados domingos de ello. Puede que no se prolongara el romanticismo, puede que fuera simplemente "amor con las manos", pero lo necesitaban. Eddy se durmió enseguida, como un osote grande, no sin antes recordar a Nora lo mucho que la quería y lo a punto que había estado de arrojar la toalla. Se alegraba de no haberlo hecho, de haber seguido luchando hasta su despertar. Ahora podía estar tranquilo de que el siguiente paso que se le ocurriera dar a Nora, sería el acertado: "ya no hay nada que obstruya tu lindo mirar, ese que me envuelve y embriaga y que no me deja en paz hasta que te poseo. Ahora sé que te he recuperado, que vuelves a ser tú".Nora salió de la habitación pensando en las últimas palabras de Eddy. En silencio e impreganada aún del dulce eco de las caricias de su amado, encendió un cigarrillo y
se recostó en el sofá. Todavía le resultaba doloroso recordar el último episodio, "batallita" decía ella, con su madre . Todavía le costaba recordar la última navidad, sin verse, sin invitación a cenar...Sólo su padre les visitaba de vez en cuando, para ver cómo su nieta crecía y aprendía a decir "papá" y dejaba la ropa pequeña...
En fín, hay asuntos que sólo el tiempo se encarga de colocar en su sitio. El tiempo es como la Historia: mientras suceden los hechos, máxime si son negativos, duelen, pero a medida que transcurre, enseña a generaciones venideras a no cometer los mismos errores del pasado. Además, la felicidad completa es pura utopía. Tenemos que elegir lo mejor para el momento que vivimos y para su momento, lo mejor fue el apoyo de Frasco, aunque le costara el intento último de una pareja que lo quería todo de ella...
A modo de epitafio, todavía recuerdo aquella última noche de amor de colores entre tú y yo...después todo fue distinto, al menos para Nora....
Cada mañana, llevaba a la nena a la guardería de una buena amiga y se ocupaba de las tareas de la casa, las comidas y de acudir a un despacho donde tras la puerta se acumularían rencores, celos y envidias, pero el interior era confortable, muy confortable: una mesa enorme, un mueble lleno de proyectos y un balcón con vistas al mar...una vista que nunca miramos juntos, ya te habías marchado, mi amado....
Después de la jornada , ya podía relajarse, conectarse a Internet y hojear el boletín oficial del estado y el de la comunidad para estar alerta sobre los proyectos y tareas a desarrollar al día siguiente en su nuevo despacho. ***FIN***