El encuentro "sorpresa".

Este relato está escrito a modo de experimento, entre 4 navegantes de Internet que coincidimos en mi foro favorito , a ver quien sabe entre quienes y lo que escribió cada uno



El tiempo no acompañaba, pero Luisa tenía muy claro que hoy quería sentirse especialmente atractiva. A pesar de la llovizna se había puesto sus zapatos preferidos, esos cuyo tacón realzaba la esbeltez de sus piernas. Haciendo caso omiso de las bajas temperaturas anunciadas, había decidido lucir ese escote que tanta seguridad le daba, pues sabía muy bien el efecto que causaba en los hombres. Un abrigo bien cerrado y se libraría del frío y de las miradas no deseadas, problema resuelto.
Mientras esperaba a su cita, removiendo el café impacientemente, volvió a recrearse sobre cómo sería él. La curiosidad mantenía ocupada a su imaginación desde hacía un par de días, momento en que por fin se decidió a proponerle una charla cara a cara en un café y unas compras compartidas en un sex shop. El había aceptado, también le apetecía ponerle cara a un Nick que comenzó en un foro erótico y continuó a través de interminables charlas que llenaron tantas noches con el Messenger como vehículo de sus pensamientos. Noches llenas de complicidad, sinceridad y una confianza fraguada lentamente, sin darse apenas cuenta. Ensimismada en estos pensamientos no advirtió la llegada de una figura que, situada tras ella y a pocos centímetros de su oído, le susurró en voz baja:
- Si el resto del cuerpo que adivino bajo tu abrigo es como esas preciosas piernas que tan solo dejas intuir, creo que nos saltaremos la visita al sex shop...
Nunca había escuchado su voz, pero conocía con exactitud quien era el dueño de aquellas palabras.
Levantó la vista, y por fin un rostro se dibujó, y su personaje tomó forma. Recordaba que lo primero que le llamó la atención fue su largo y raro nick on a low flame, pero sobre todo su forma de escribir. La había poseído con cada palabra, conocía el plano de su cuerpo y sería capaz de abrir todas las puertas del deseo.
Aquella mirada hizo que se congelara el tiempo. ¿Estaban solos en aquel café? Sólo sabía que verlo en persona la había encendido y como en aquella película, se sintió Kathleen Turner con fuego en el cuerpo.
Se dieron dos besos, besos sobrios. Pero en su boca quemaban todos los besos que todavía no le había podido dar. Tras una conversación protocolaria, Luisa decidió romper el hielo. Vamos, he reservado una habitación en un aparthotel cercano.
El camino era la primera puerta… el tiempo necesario para observarla, para estudiar sus rasgos, su piel, su olor… Apenas hablaron, pero los dos eran conscientes de su excitación. En él, mucho más evidente.
Ella entró primera, y sin a penas dar tiempo a que se encendieran las luces se abalanzó sobre él. Le besó con pasión, como besaría el condenado a muerte al que se le permite el último beso. Desató su lengua para recorrer la profundidad de su boca, para hacer suyo aquel paladar.
El tiempo era oro, y quería gozar de cada segundo. Le quitó la chaqueta y tiró su abrigo, dejando a la vista sus voluptuosas formas. Apoyados junto a la pared, fue desabrochando la camisa y acariciando su torso, sin parar de besarle. Mientras él, notaba como aquel cuerpo rozaba su sexo, como aquellos pechos le oprimían y preso de su excitación levantaba aquel vestido en busca de…. unas largas piernas que terminaban en unas nalgas redondeadas, lo que le hizo imaginarse esas piernas rodeando su cintura, y terminó de quitarselo rapidamente.
Sin dejar de besarse, él le cogió las manos y se las subió hacia arriba por encima de su cabeza y sus manos subían y bajaban por su cuerpo dibujando sus curvas, mientras su boca recorría el cuello, el lóbulo de la oreja, los pechos de Luisa, dejandole una sensación de fuego con su aliento, su cuerpo apretado contra el de ella haciendole notar su erección. Después, dandole la vuelta, le puso la cara y las manos sobre la pared, le hizo separar las piernas y retirarlas, ella estaba inclinada dejando a su merced su culo y con las piernas abiertas... él acercó una silla y le hizo poner una pierna sobre ella.
La postura ya los excitó a los dos, pero más cuando estando totalmente abierta y de espaldas.... sin verle la cara ni saber sus intenciones... empezó a sentir la mano de él por su rajita totalmente lubricada, frotandole al compas de los gemidos que escapaban de la boca de Luisa, su cabeza echada hacia atras, la otra mano de él recorriendole la espalda, rodeando su cintura, aprisonandole un pecho, pellizcando su pezón y cuando la tenia al borde del orgasmo la penetró con su sexo erecto y palpitante. sus respiraciones se aceleraron al ritmo del movimiento de sus caderas y los gritos de ella se unieron a los de él terminando extenuados.
Tras ese encuentro brusco, los dos se dejaron caer sobre la cama continuando hambrientos con sus besos y sus caricias cuando oyeron un toque en la puerta y el pestillo que se abria lentamente, quedandose los dos mirando hacia la entrada...
Una mujer hermosa entraba en la estancia con sus manos llenas de bolsas procedente de las rebajas. Simpática y contrariada, se quedó algo extrañada por el aroma que envolvía la casa y en un francés melodioso iba hablando sola en voz alta en dirección al dormitorio: “aquí huele a hombre, oui oui oui, ou est il?, je ne comprend pas, debe seg una sorpresa pour moi, ummmm, je encontragué, mais oui, segugooo…
Cada vez más perpleja iba despojándose de su propia ropa según se adentraba en la casa y al llegar al dormitorio observó como risueña, Luisa ya había tapado los ojos de su víctima con un pañuelo de seda y lo esposaba en los barrotes de la cama. El se dejaba hacer y se tranquilizaba al comprender que podría haber sido peor, Luisa podía tener marido, un marido celoso que le hubiera obligado a visitar el armario, pero sin duda la fiesta seguía y aquel encuentro se complementaría con una nueva sorpresa que él ni se esperaba….
- Ahora, querido, vas a conocer la lujuria y el desenfreno, el sueño de todo hombre, era una sorpresa muy especial que guardaba para ti, hoy, después de tanto tiempo de palabras, vamos a los hechos, disfruta, cari….Te presento a Jazmín, compartimos piso desde hace un año y alguna que otra vez hablamos sobre nuestras fantasías. Como somos tan heterosexuales ambas, a lo más que aspiramos es a satisfacer los caprichos de un hombre en un trio ciego, si estás de acuerdo…
-Yo ahora mismo estoy en la gloria, querida, haced de mi lo que gustéis, no os cortéis, para nada, soy vuestro.
Dicho y hecho, las risitas de la francesita llenaban la estancia, los gemidos de Luisa por la excitación de él apagaban de vez en cuando las risas de aquellas manos que inundaron el cuerpo de aquel hombre para seguir con su lengua y notar besos por todas partes, lametones, caricias llenas de gozo. Notaba perfectamente las distintas caricias de las dos mujeres, sus aromas diferentes, una cítrica, la otra más floral, una era salvaje, la otra tierna y dulce como la miel. No dejaron ni un solo poro de aquel cuerpo al amparo de la soledad, terminó empapado en placer cuando una lo montó como una yegua salvaje mientras la otra le ofrecía del cuenco de su nectar más íntimo y a la hora de la explosión de su leche pudo notar perfectamente las dos lenguas saboreando su corrida…
Exhausto, cuando las dos mujeres sonriendo y contentas le soltaron, le dejaron ver y le sirvieron una copa de un extraño y morado licor, solo pudo añadir: ¿cuando repetimos?.
AQSJ