La importancia de llamarse Ernesto
país alejado, que había llegado a la gran ciudad
crisol de razas y encrucijada de caminos llamada Madrilona
Compartía piso porque los alquileres hay que ver como
están que no se pueden pagar si no compartes piso y te
llamas Ernesto y no tienes trabajo ni oficio ni nadie que te comprenda
Ernesto conoció a una chica, llamémosla
Ernestina, que era compañera de su curso de Taxidermia
Aplicada en la Universidad Autónoma de Taxidermia de
Madrilona
A Ernesto le ponía Ernestina. Él pensaba que era
amor, pero no, sólo era un recalentón. Y este fue
su error fatal.
Organizó en su casa una cena para Ernestina, confiando en
que la chica se quedase a dormir en su habitación... pero lo
único que consiguió es que la tal Ernestina le
criticase la pasta con pasas que había cocinado y se le
bebiese el vino (y no el Don Simón, sino dos vinos
más caros)
Y luego la tía que nada, que se metió a dormir en
la habitación de una de sus compis de piso, que
también conocía a Ernestina y mal la tragaba
El final fue más apoteósico que todo esto:
Ernestina salió corriendo a despojarse del vino y las pasas
(terrible combinación, mucho peor que el Baileys con Coca
Cola) e impregnó de este mejunje por todas las paredes del
pasillo hasta llegar al cuarto de baño
A la mañana siguiente , no estaba. Así que fue
Vecinilla (la compañera de piso sacrificada) quien tuvo
que:- fregar los cacharros- sacar en limpio las paredes de la casa-
despertar a Ernesto
Cuál es la moraleja?Ser un idealista está mal,
porque no te das cuenta de quién tienes delante, sino de
quién te gustaría tener delante, pero...Ser
compañer@ de piso de un romántico de estos es
mucho peor... no te dejan dormir tranquilo, te toca fregar como
un campeón y además no te comes un rosco, fijo